30 mayo 2011

Mi Reina


   Dieciocho años compartiendo mi vida con ella (mi hermana) y me saben a poco. El otro día la vi con su vestido rosa celebrando su promoción y recordé a una niña rubia y traviesilla, la terremoto de la casa, la reina de mi vida. “Mi reina” la llamo. Porque su llegada fue una sorpresa inesperada. Todos decían que sería un niño. Pero yo sabía que no. Y su trono no se hizo esperar. Su transformación no ha sido radical sino forjada a fuego lento porque conserva esa independencia que la hace única, esa rebeldía que me enamora, ese punto macarra al que uno no puede resistirse. “Nadie me comprende”, suele decir. Y es que es necesario conocerla en profundidad para abarcar sus principios, su encanto, su belleza interior. No deja de sorprender a nadie su insólita madurez, sus sabios y acertados consejos, la lealtad que la caracteriza, el genio ante el cual no te queda más remedio que callar. 


Hoy me permito el lujo de romper con el hilo de temas de mi blog y hacerte protagonista, Amaia, porque creo que ahora más que nunca nos toca ser guerreras y demostrar nuestro denuedo ante la nueva etapa que se abre para nosotras, para ti. Cada ventana representa una opción, todas están abiertas para ti, y no podemos dar un paso atrás, ni siquiera para coger impulso. La educación marcará la diferencia y nos concederá el privilegio de elegir. Nos quedan aún muchas horas de estudio juntas, en la cocina, compartiendo dudas y recreos. 


   Sé que, en otras circunstancias, tu y yo jamás hubiésemos sido amigas. Somos muy distintas pero crecimos bebiendo de los mismos valores y eso nos fortaleció. Puede que la vida no te haya mostrado a veces su mejor cara, ni el lado divertido ni los placeres materiales. Pero el ser humano se hace grande cuando deja de envidiar lo que no tiene y se dedica a amar lo que es suyo. Tú, mi vaquera rockera, mi compañera de litera, mi mejor parte, la representación de todo lo que me hubiese gustado ser a tu edad. Tú, que has vivido tres Bachilleratos distintos, que has sentido en tu piel el éxito y los sinsabores de todos los colores, que te has empapado de la metodología de la Universidad sin haber puesto un pie en ella, que has sentido el amor sin haber estado nunca enamorada, que te has diplomado y licenciado aún sin carrera, que has sufrido y has reído a través de otros ojos, ojos más veteranos o quizá igual de inexpertos que te han guiado, te han visto crecer, te han querido proteger de las injusticias y mimarte a contraluz, rozarte con sus alas y evitar tu caída. Es el poder de tres. Y llevas ventaja, pilluela, porque de tus hermanas te has alimentado y a tus hermanas volverás cada día. 

   Eres Reina entre princesas, la partida a la que apostaría todas mis cartas, la guerra que no me importaría perder, la condena que gustosa cumpliría, la luz que me eclipsa por momentos y que ciega a esta colorida mariposa. No te queda más remedio que volar muy alto y dejar huella en la luna. Ahora sí, te cedo la corona. ¡Qué comience tu reinado! 

   Siempre a tus pies, mi Reina. 

                                          

                      Sólo de ti depende ser la protagonista de tu vida. ¡Ánimo y a por todas!

2 comentarios:

  1. Me ha vuelto a encantar Esther. Pocas veces habia leido algo tan cargado de sentimiento y de sinceridad. Amaia es la reina de tu hogar pero tu eres la Reina de la Pluma. Ojalá el mundo pudiese contemplar alguna vez un trocito de tu talento.

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