03 octubre 2011

La vida entre rejas



 Miguel Montes Neiro o simplemente “Montes”, como le conocen entre rejas, a la sombra de una celda, a la sombra de la vida. Su ficha policial es extensa y es el hombre que más años lleva preso en las cárceles españolas, exactamente 44. Un intento de suicidio, seis fugas, varias huelgas de hambre, el dedo acusador que le persigue y le vapulea. Actualmente, enfermo de tuberculosis y hepatitis C, se encuentra encerrado en el centro penitenciario de Huelva a la espera de una redención que no llega. Toda una vida en la cárcel y ni un delito de sangre. Su entrada en un reformatorio se produjo a los 12 años (le clavó por accidente una flecha a un chaval en el ojo) y desde entonces ha llegado a acumular 26 condenas (entre otras, pasó seis años preso por el robo de un cartón de tabaco en Granada). 

   El debate social de su caso pone en la palestra la dificultad de la reinserción en sociedad de un hombre como “Montes”, al que le hubiese salido más barato matar. Su abogado ha solicitado un indulto al Gobierno tras la denegación de la Audiencia de Granada de refundir unas penas que le dejarían por fin en libertad. Y resulta asqueante pensar que los mismos jueces que excarcelan a miembros de ETA condenados por asesinato, como ha sido el caso de José Sagardui “Gatza”, puesto en libertad tras 30 años en prisión, o que conceden permisos penitenciarios a violadores que vuelven desgraciadamente a reincidir (recordemos el caso del famoso “violador del ascensor”, con 18 violaciones a sus espaldas y que aprovechó un permiso para violar y matar a una menor), rechacen la libertad para un hombre que nunca ha hecho daño a nadie. Los presos más veteranos de las cárceles españolas poseen unos antecedentes violentos y sangrientos; todos violaron y mataron a menores. Miguel Montes Neiro está en esa lista negra y lleva más años en las cárceles que la mayoría de ellos. Un antiguo delincuente que ya ha pagado con su vida sus pecados pero que sin embargo es condenado como el peor de los criminales, con una condena perpetua encubierta y sin la posibilidad de libertad condicional. 

   La refundición de las penas no ha sido aceptada pero existen otras posibilidades como la obtención de beneficios penitenciarios que le conducirían a un régimen abierto o la contabilidad de esos 16 años en prisión preventiva como parte de la condena cumplida. ¿Por qué sigue encerrado? He querido recoger varios fragmentos de una carta que “Montes” ha escrito este año y que expresan sus sentimientos hacia el sistema que le sigue juzgando: “No deseo ser una persona en la que se limpien las maldades, ni aguantar a tanta persona indeseable. Una día más, solo protege la ley a los violadores, a los pudientes, a los seres destructivos, todos gozan de una calidad superior y mejor trato que cualquier preso. Yo no los deseo juzgar ni debo. Pero es humillante esta ley que a los asesinos de niños los abraza y protege, y a los que queremos a nuestros hijos nos tira y destruye. No crean que por ser jueces deben de manipular mi vida a sus antojos. Yo soy quien ustedes crearon… De qué se lamentan ahora, métanse 30 años con locos y menos locos en una prisión, y después díganme si cualquier cosa que hagan la consideran un delito, o pecado. Por ello, les pido un S.O.S, por agotarse el tiempo de mi vida, y aun no poder haber empezado a vivirla. Eso sí que es un castigo ejemplar e inmerecido, quién mejor que yo para saberlo. Tengan en cuenta esto, no es ficción, es REAL, ES MI VIDA LA QUE SE AGOTA, SIN HABERLA VIVIDO, HAGANME, LA CUENTA BIEN EN MI CONDENA, con sólo eso seré libre, lo que me sobre no lo usaré jamás. Después de hacer las cuentas bien lo pago lo prometo, me presento a pagar el resto, pero hagan las cuentas, cuanto y que llevo, y díganme el resultado”

   Es el español que más tiempo lleva sin conocer la libertad plena, acumulando condenas y pagando por antiguos delitos, delitos hace tiempo prescritos y enterrados que, sin embargo, el sistema judicial se encarga de mantener encendidos. Sus delitos vivos y contaminando su aire… Él eternamente preso, marchitándose su vida entre barrotes, a la sombra de sus errores. Anhelando respirar esa libertad que la vida sólo le ha concedido en cada una de sus fugas. Esperando quizá la llegada de otra vida mejor y más comprensiva.

1 comentario:

  1. Si Esther, mientras que los más ladrones bailan al corro de los partidos políticos, con un atajo de ladrones de corbata, los que están buscándose la vida mala mente y los cogen con cuatro idioteces, los meten años y años sin parar en el propósito de la vida que llevan, sin trabajo o enganchados a las malditas drogas. Pero a estos políticos les da igual. Mientras que ellos van poniendo leyes que los protejan en lo que les pueda pasar sobre cómo roban a manos llenas y delante de todos, que es lo más grave. Y a los presos de la calle, a los ciudadanos de calzado viejo, les hacen al revés, van poniendo leyes para dejarlos ahí tiempo y más tiempo comiéndose la condena a pulso de criminales. Qué hijos de putas...Un besito Esther

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