Báilame el agua, amor. Dime que soy la mujer más maravillosa del mundo, la más soberbia obra de arte, el sueño más dulce hecho realidad. Que tus ojos me deleiten con la poesía que tienes guardada para mí, dentro de ese paraíso eterno que es tu amor. Anuncia que conservo toda la magia, que mío es lo que nace de tu mirada, que soy la reina indiscutible de tus anhelos y planes futuros, que nada hay que puedas hacer sin perderte en mis obstinadas palabras.
Báilame el agua, amor. Concédeme todos mis caprichos, reviste de azúcar cada poro de mi piel, construye mi trono en tu pecho, que tu alma se arrodille ante mi reflejo divino. Dime que soy tu inspiración, tu musa, la actriz principal de tu novela de amor, el beso que te hace caer al atardecer. Dímelo a gritos, con besos, directo al corazón. Que tus sentimientos se hagan voz, que nuestro abrazo sea el sello de la romántica carta que estás escribiendo ahora sobre mi espalda. Necesito tus elogios, tu aplauso, tu admiración. No importa lo fría que esté, amor, báilame el agua y dime que soy la ilusión que, como efímera gota de agua, inunda cada recoveco de ti. Dímelo bajito, al oído, directo al corazón.
Báilame el agua, amor. Concédeme todos mis caprichos, reviste de azúcar cada poro de mi piel, construye mi trono en tu pecho, que tu alma se arrodille ante mi reflejo divino. Dime que soy tu inspiración, tu musa, la actriz principal de tu novela de amor, el beso que te hace caer al atardecer. Dímelo a gritos, con besos, directo al corazón. Que tus sentimientos se hagan voz, que nuestro abrazo sea el sello de la romántica carta que estás escribiendo ahora sobre mi espalda. Necesito tus elogios, tu aplauso, tu admiración. No importa lo fría que esté, amor, báilame el agua y dime que soy la ilusión que, como efímera gota de agua, inunda cada recoveco de ti. Dímelo bajito, al oído, directo al corazón.
Un poco almibarado, pero soberbio, hija. Sigue así. Muxus
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