Hoy tengo que vivir con mis miedos, con la sensación de haber caído sin ni siquiera intentarlo. Estabas en mis sueños, la que yo creí mi mejor elección. Si hubieses sido consciente de cómo te adoré, no te habría perdido en las madrugadas. Te amé sin medida, ciega y ahora comprendo que equivocadamente. Fuiste mi sol en los días de lluvia, la mujer a la que entregué mis mejores años, mis ingenuas aspiraciones, mis besos apasionados. Y son las cosas de la vida, quedarme así, anhelando tu vuelta a pesar de todo. Tu despedida marchitó todo mi encanto porque no pude olvidar el cuchillo de tu traición atravesándome el alma y esta herida que sigue sangrando no se fue con tus labios ni con la sonrisa de porcelana que tanto me gustaba. Compartí todos mis sueños contigo y ahora regalaría el poco sentido común que has dejado intacto por haberme quedado como secundario en tu descarnada novela de amor, como amante victorioso y no como enamorado perdedor. Esta no es una de mis cartas de amor. Tampoco son reproches. Fui carcelero de tu piel pero no tenía la llave que me permitiera cerrar tu corazón conmigo dentro. La paz de tu ausencia no ha sido más grata que la guerra que empezamos al alba, ahora hace tanto. Puede que te descuidara tan estúpidamente que ahora veo todas las señales donde antes sólo había humo y confianza. La batalla final ha sido librada, valiente tú, valiente yo, los dos igual de cobardes. Te sobraban vicios, te faltaron agallas. A mí me perdieron mis ganas, las evidencias a las que no quise hacer frente, mis esclarecedores silencios. No te odié porque te comprendía. Valientes para gritar, valientes para callar, cobardes para mirarnos frente a frente y encontrarnos más allá de tu engaño, más allá de mi certero fracaso.
Me creí rey de tu mundo y a la lista de los vencidos ha ido a parar mi nombre y mi idolatría por ti. Mi capitulación a fuego lento redujo a cenizas nuestro desgastado amor. Se rompió la magia porque pecamos de individualismo y resignación. Quería morir preso en tus dedos y ya ves, sobrevivo libre, anclado todavía a tus ojos. Confiar desesperadamente en tu amor ha sido el mayor de mis fracasos y los cristales del pasado acercan mi herida a tus faltas. Todo ha quedado en horizontal, extrañamente desordenado, sin puertas a segundas partes. Vivir sobre suelo falso significó luego subir, rápida y tristemente por un laberinto de decepción y preguntas sin soluciones. No pude hallar la ecuación con tantas noches en blanco, con demasiados días negros. Te esperé solo, tras el cristal, mientras los enamorados se sentaban en los bancos del parque y mi armario demasiado grande, mi sofá con un espacio insoportable y tus sueños almibarados haciéndome cosquillas y enroscándose en mi pelo y en mi conciencia. Mañana seré un enamorado menos, un vencido más. Aprenderás a vivir cuando yo te haya olvidado. Desengañado tarde y torpemente, quién me lo iba a decir, consciente de mis errores, apagado y sin querer encontrar alternativa. Hoy todo es gris sin tus besos. Mis sentimientos se han dado de bruces contra la gélida realidad. Te pido perdón porque hoy necesito escapar. Hoy sólo soy un valiente menos en busca de salvación.
Segunda parte de "Una cobarde más", escrito especialmente preparado para Chary, autora del blog "El interior secreto" (http://elinteriorsecreto.blogspot.com/) por su apoyo incondicional, por agradecer mis historias de ficción y por encontrar en su interior secreto todas sus verdades. Para ti, amiga.
¡¡¡Ahhh!!! Que preciosidad mi niña, y encima dedicado. No era necesario, sabes que lo compartí de corazón porque es una maravilla, lee los comentarios y verás que no sólo es mi opinión.
ResponderEliminar¡Gracias gracias gracias por esta nueva joya!
Besazos enormes :)