05 julio 2012

Distanciados

   Todo lo que teníamos en común parece haberse volatizado. Nuestras miradas se han quedado vacías, sin vida, aferradas a un pasado mejor, sin ser capaces ya de reprocharse nada pero tampoco de encontrarse de frente. El amor se escapó una noche de invierno, sin preguntas, sin resistencia. Las horas presentes acribillan con su silencio la foto de dos enamorados que se han perdido mutuamente. Duele lo compartido y hasta lo no vivido. Mi voz ha enmudecido porque todo lo que te quería decir se fue con el viento. Y prefiero recordarte así, con nostalgia y cariño. Puede que algún día seamos capaces de mirarnos frente a frente y explicar qué nos pasó, cómo nos sentimos, qué arrancó de cuajo nuestra unión. La distancia se ha colado entre los dos, con nombre propio y un jersey de rombos. Se ha alimentado de nosotros y de nuestras faltas y desidias. Y no me atrevo a desafiarla porque antes moría por tus caricias y hoy puedo vivir sin ellas. Guardaré mis cosas en la maleta, plegaré mis recuerdos bajo el paraguas, esconderé tu cara de niño bueno bajo mi descolorido jersey. El punto y final no permite aclaraciones, ni lágrimas ni despedidas. Sabíamos que esta relación se terminaba aquí. Ninguno de los dos podemos fingir. Sé que sufres, como yo, por los años despreocupados que se han quemado a fuego lento, por tus errores y por los míos, por las promesas desgastadas, como mi jersey y nuestras noches. Lo siento, amor. La distancia se ríe, ya no quedan puntos suspensivos para lo nuestro.

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