21 julio 2012

Me declaro culpable


   Me declaro culpable de haber sobrevivido a unas merecidas heridas, de no haber pecado lo suficiente, de no haberte amado como debía, de no haberle gritado al viento lo que de verdad sentía. Me declaro culpable de excesiva valentía, de mis falsos besos, de mi picante hipocresía. De las decisiones arrolladoras que conducen al fracaso, de mis sentimientos inútiles pero igualmente alimentados, de las mentiras que fabriqué, de las verdades que intencionadamente oculté. Todo vuelve, la culpa adquiere forma de nube y delata mis pasos equivocados, el humo burlón que pensé marginado. Busco restos de mi inocencia mientras voy fumando la vida, soñando con hallar esa parte de mí que aún se puede salvar. Mi viaje es sólo de ida, mi sentencia ya está escrita. Acepto el castigo pero no creo que valga la pena. Porque forma parte de la naturaleza humana repetir los errores, ahondar en las faltas. Mañana reincidiré, envuelta en crímenes del alma, pecados de fuego. Culpable, sí, me declaro culpable de rebeldía.

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