10 enero 2012

Buenas noches y buena suerte (II)

(...) El periodismo de Murrow y su equipo: 
ética profesional
         
El periodismo ejercido por Murrow y su equipo es un claro ejemplo de ética y del triunfo de la verdad en una época donde la cultura del miedo resultó ser el instrumento más poderoso para el poder político. Hoy día, sumergidos en una programación lineal y homogénea destinada al entretenimiento y a la caza de la mayor audiencia posible, alejada de ese periodismo de verdad representado por Edward Murrow, es positivo, y conveniente, acudir a los inicios de la andadura de la televisión, cuando los valores morales de un equipo de profesionales fueron capaces de plantear el cuestionamiento de  todo un sistema político. La película “Buenas noches, y buena suerte” es una muestra de profesión periodística independiente, un recuerdo de aquel enfrentamiento real entre periodismo y política norteamericana.

        Denuncia de los abusos del poder y defensa de las libertades básicas de todo ciudadano. Con ese objetivo, el equipo de Murrow inicia la elaboración de un reportaje polémico sobre los métodos poco ortodoxos del Senador McCarthy: un acto de valentía siempre supeditado a la ética y al buen quehacer periodístico. El propio Murrow comenta; “Tras un examen de conciencia no puedo encontrar justificación alguna para este hecho ni aceptar que en cada caso tenga que haber dos partes bien argumentadas”.

        Ellos desean denunciar públicamente una situación injusta y su gran éxito se basa en el desarrollo de un periodismo libre, no contaminado por ninguna clase de ideología política, implicado en la actualidad más inmediata y contrastado.  “No podemos juzgar rumores, calumnias, habladurías o hechos no demostrables”. Esa es su política. Analizan en una de las salas de la CBS los juicios realizados a personas declaradas culpables de simpatizar con el comunismo (en los que no se aportan pruebas ni argumentos sólidos) y las explicaciones y discursos del Senador. Proporcionan la posibilidad de que las partes afectadas y, en especial, McCarthy, participen en el programa para rectificar posibles errores del reportaje y proporcionen a la audiencia su propia versión de los hechos. “Escucharemos cualquier crítica o corrección en torno al caso Radulovich”.

        La ética profesional de estos periodistas nos muestra una profesión alejada de los vaivenes de las relaciones entre poder y medios. La libertad de expresión y la veracidad son sus únicas armas. En una de sus reuniones, Murrow comenta; “Si ninguno hubiésemos leído un libro peligroso, tenido un amigo que fuera diferente o colaborado alguna vez por el cambio, seríamos la clase de personas que Joseph McCarthy querría. Seguiremos adelante”. Su autodeterminación y su personalidad carismática, inmutable ante las acusaciones de pertenencia comunista lanzadas públicamente por el Senador, son claves para comprender la crítica que su reportaje recibe por parte de un periódico de la época; “Periodismo comprometido, de gran responsabilidad y audacia, con una televisión contaminada por la timidez y la indecisión”.

        El periodismo como una forma de trasladar al ámbito profesional todo aquello que uno lleva dentro, independientemente de la ideología, de las tendencias políticas o de cualquier tipo de partidismo. El derecho de toda persona a un juicio justo, la injusticia de acusar a alguien sin pruebas y la necesidad de criticar la hipocresía encubierta por un sistema político superficialmente democrático son los ejes de “Buenas noches, y buena suerte”, una atrevida e innovadora manera de luchar por la justicia y la conciencia crítica en una sociedad atemorizada por la amenaza del comunismo.  Durante la retransmisión en directo del reportaje, Murrow explica; “Nos proclamamos defensores de la libertad en el mundo pero no podemos defender la libertad ajena olvidándonos de la propia”.

        Su forma de hacer periodismo es directa, sincera, comprometida y responsable, marcado por códigos éticos muy difíciles de rebatir. La crítica de Murrow es brillante y sofisticada, y sus discursos una forma sutil de poner en cuestión lo que hasta ese momento parecía incuestionable. En su segundo reportaje, el periodista, como réplica a las acusaciones que McCarthy vierte sobre él,  confiesa; “No estoy de acuerdo con su ideología política. He examinado mi conciencia y mi trayectoria y no puedo afirmar que siempre haya sido justo y sensato pero he intentado buscar la verdad con diligencia e informar de ella”. 
        
        Por lo que respecta al protagonista, cabe mencionar la agudeza de Murrow al augurar una decadencia televisiva si se renunciaba al periodismo de verdad en función de los criterios comerciales y de entretenimiento. En su discurso de 1.958 realiza una crítica a la televisión del momento, mencionando su capacidad de escapismo y de aislamiento con respecto a la realidad; “Si este instrumento sólo sirve para entretener, divertir y aislar, la lucha está pérdida”. Su integridad está presente en cada una de sus palabras; “Somos una sociedad opulenta, acomodada y autocomplaciente; adolecemos de una alergia innata a la información que nos perturba. Los medios son un reflejo de esta situación. Como no dejemos de considerarlos un negocio y no reconozcamos que la televisión está enfocada básicamente a distraernos, engañarnos, entretenernos y aislarnos, la televisión y los que la financian, los que la ven y los que la producen, podrán percatarse del error demasiado tarde. Buenas noches, y buena suerte”. (...)

2 comentarios:

  1. Buah, perfectísimo lo que has publicado. Lo que has escrito es buenísimo. Tengo examen de filosofía mañana y... GRACIAS MADRE MIA! hahaha. Un saludo!

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  2. Jaja, me alegro por ti. ¿Para el examen de filosofía? Espero que te haya ido muy bien. ¡Un abrazo!

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