“Logré realizar cosas que ningún otro fotógrafo tuvo el valor o la idea de hacer en el ámbito de la fotografía”. Helmut Newton fue uno de los grandes fotógrafos del siglo XX. Sus provocadoras imágenes y su punto de vista sobre las mujeres y el fetichismo sexual describen con crudeza la ambigüedad de la belleza. Sus complejas composiciones, de sofisticación sutil, agresividad y elegante erotismo, ejercieron una fuerte influencia en la fotografía publicitaria, de moda y erótica.
Sus atrevidas fotografías no dejan a nadie indiferente. Por una parte, existe una comunidad de seguidores entusiastas que admiran sus imágenes y por otra, están aquellos que tratan de denigrarlo, calificándolo de fenómeno de moda o de misógino. No obstante, tras su muerte las reacciones han sido unánimes a la hora de declarar a este fotógrafo como un símbolo único en la fotografía. Hugh Heffner, fundador de la revista Playboy afirma: “Fue un gigante. Traspasó los límites de la fotografía e influyó sobre muchos fotógrafos de generaciones siguientes”.
Los desnudos del fotógrafo alemán presentan una anatomía equilibrada, estable y armónica a la vez que expresan arrebato y pasión, una tendencia hacia el peligro, la rigidez y la presión propias de la modernidad. A ello se añade la pura irrealidad de sus modelos debido precisamente a la perfección de sus rasgos corpóreos. Igual que sucedía en Grecia, su obra está fuera de lo real. Adoraba lo artificial. “Todo lo que es bello es falso” decía. Newton recrea lo femenino a través de la adición de elementos propiamente masculinos como son los gestos desafiantes y duros o las posturas más típicas de los hombres como son los brazos en jarra o entrecruzados alrededor del pecho. También utiliza el vestuario del hombre para dar a la mujer una apariencia masculina; trajes sobrios, corbatas, sombreros...
La mujer fatal de este fotógrafo adquiere unos caracteres tradicionalmente considerados masculinos, tales como la fuerza, la dominación y el poder que otorgan a la imagen del ser femenino una apariencia a menudo andrógina, e incluso en ocasiones, masculina. A través de la tendencia hacia la androginia, Newton muestra a un tipo de mujer que algunos han considerado el antecedente de la revolución sexual y liberación femenina. Presenta el dilema de la nueva mujer y el debate sobre la identidad femenina; las mujeres a las que fotografía son frías, no tienen nada de romántico. Libres, independientes, dominadoras, agresivas y seguras de sí mismas. Su preferencia por mujeres altas y de marcados huesos le lleva a explorar y mezclar las actitudes culturalmente determinadas para un sexo en específico en una época en la que los papeles sexuales para las mujeres están cambiando rápidamente. La mujer masculina es una de las respuestas al problema de una identidad que todavía se debe encontrar en los nuevos papeles. La forma en la que ésta se valora a sí misma ha cambiado y a diferencia de los típicos desnudos pasivos, el trabajo de Newton muestra a la mujer en una actitud retadora y fuerte frente a la cámara, en una confrontación directa con el observador. “No me importa si lo pechos son grandes o pequeños. Todo está en el rostro. Es lo que me interesa. Me gustan las mujeres frías, casi gélidas, porque no soy muy romántico”.
Helmut Newton se anticipa a la imagen atrevida e independiente de la mujer del nuevo siglo. Actualmente, la androginia es un elemento común en la moda femenina; cada vez más mujeres utilizan elementos que tradicionalmente han servido como vestimenta para hombres, como por ejemplo los trajes de chaqueta con corbata, pantalones de corte recto y zapatos de tacón alto. Entre los diseñadores de moda que apuestan por esta tendencia se encuentran Yves Saint-Laurent, Calvin Klein y Dolce & Gabbana. De esta forma, la obra de Newton ha desarrollado una visión masculina de la feminidad que se diferencia claramente de otras propuestas: una nueva imagen de la mujer creada por un hombre. No obstante, habría que preguntarse cuántas mujeres se identifican con las arrogantes poses de sus altivas modelos.
Si en los años 60 la obra de Helmut Newton se consideraba perturbadora y provocativa, en la actualidad puede decirse que este fotógrafo ha trazado la imagen de la mujer tal y como aparece en el nuevo milenio: una mujer dominante que ama y desea por voluntad propia y que disfruta de la radiante vitalidad de su cuerpo. Newton estaba convencido de que fotografiaba a la mujer del futuro que toma en vez de pedir prestado, que inicia en vez de seguir, que utiliza su cuerpo cómo, dónde, cuándo y con quién quiere.
Si en los años 60 la obra de Helmut Newton se consideraba perturbadora y provocativa, en la actualidad puede decirse que este fotógrafo ha trazado la imagen de la mujer tal y como aparece en el nuevo milenio: una mujer dominante que ama y desea por voluntad propia y que disfruta de la radiante vitalidad de su cuerpo. Newton estaba convencido de que fotografiaba a la mujer del futuro que toma en vez de pedir prestado, que inicia en vez de seguir, que utiliza su cuerpo cómo, dónde, cuándo y con quién quiere.
La especialidad de Helmut Newton eran los desnudos femeninos, usualmente mujeres con indicios de desviaciones sexuales y fetichismo, lo que le llevó a ser admirado pero también criticado por sectores conservadores y puritanos. Su serie “Big Nudes”, sencillos desnudos femeninos en blanco y negro, desató la polémica en los años 80; la feminista alemana Alice Schwarzer le acusa de producir propaganda sexista, racista y fascista, alegando que sus fotografías son “voyeuristas” y “humillantes”. Otros lo llaman misógino, pero él reacciona con indiferencia a sus críticos: “Me pueden llamar como quieran, eso no ha cambiado mi estilo” afirma Newton.
El fetichismo es la modalidad de desviación sexual más extendida sobre todo en sus niveles más leves y superficiales: consiste en la erotización intensa de una parte del cuerpo femenino (el fetichismo atañe en la gran mayoría de los casos a la población masculina) o bien de un objeto que esté de alguna forma vinculado con el cuerpo femenino (medias de seda, zapatos, ropa interior...) cuyo objetivo es el placer psicosexual. El fetichista parece incapaz de soportar el conjunto de una persona y por ello toma una parte de ella y la convierte en objeto de una especie de culto ideal erótico.
El fetichismo es la modalidad de desviación sexual más extendida sobre todo en sus niveles más leves y superficiales: consiste en la erotización intensa de una parte del cuerpo femenino (el fetichismo atañe en la gran mayoría de los casos a la población masculina) o bien de un objeto que esté de alguna forma vinculado con el cuerpo femenino (medias de seda, zapatos, ropa interior...) cuyo objetivo es el placer psicosexual. El fetichista parece incapaz de soportar el conjunto de una persona y por ello toma una parte de ella y la convierte en objeto de una especie de culto ideal erótico.
La obra de este fotógrafo alemán está plagada de un fetichismo de lujo y ostentación, visible a través de un vestuario característico de este tipo de desviación sexual: entre las prendas de vestir utilizadas por Newton (fundamentalmente lencería) destacan las medias y las ligas, uno de los símbolos mas conocidos del flirteo y la promesa erótica, el sujetador, conjuntos de ropa interior, las botas y los botines, los zapatos, los guantes, abrigos de piel, cazadoras de cuero, vestidos ajustados y sobre todo los tacones de aguja, elementos fundamentales de la experiencia fetichista. Newton da un protagonismo absoluto al lenguaje de las piernas y la mayoría de sus fotografías muestran ya sean cuerpos enteros o únicamente esta parte de la anatomía femenina.
El lujo en el que Newton manifiesta el fetichismo se aprecia no sólo a través de un vestuario ostentoso (vestidos elegantes, anillos, pulseras, collares de perlas...) sino también por medio de escenarios llenos de glamour: hoteles desconocidos, mansiones privadas, grandes piscinas de la Riviera Francesa, autos lujosos y limusinas, terrazas desde las que se observan grandes rascacielos... En su serie “Fashion Photography” predominan los sitios de entrada restringida, como ámbitos privados ligados a gentes adineradas. Sus fotografías son tomadas en Mónaco, Monte Carlo, Milán, Roma, Bordighera, Venecia, Nueva York, Miami o París.
Esta forma de presentar el lujo y el desnudo ha generado muy diversas opiniones. Para unos, es uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX; para otros, su obra es provocante y de una obsesión sexista que raya en la pornografía. Juan Manuel de Prada, escritor y articulista español opina: “El arte de Newton es mentirilla y aspaviento de impostor. Su tema recurrente es la cosificación de la mujer. Trabajaba para halagar a los ricos (...) Newton no retrataba mujeres, sino muñecas porque le abrumaba la complicada psicología de la mujer”. Sin embargo, también cuenta con profundos admiradores e imitadores de su estilo. Alberto Schommer, fotógrafo español conocido por los retratos de personalidades de la vida española contemporánea dedica un homenaje a Newton tras su muerte: “(...) muestras el mundo como es, como se sueña, como se desea, como quisiéramos interpretarlo, pero no podemos. Tu belleza es violenta... Pero tan hermosa (...) Aprendí a besar viendo tus besos, y gracias a ti no pude casi nunca hacer un desnudo”.
El exceso de dinero y poder también aparece representado por objetos valiosos como son las lámparas de cristal, los candelabros, los inmensos cuadros, sillones y sillas antiguas... “Me gusta Los Ángeles y esas uñas largas que sólo llevan las mujeres de allí. Adoro el desnudo con zapatos de tacón alto, el misterio de las habitaciones de hotel y, en definitiva, fotografiar sólo lo que me interesa y aunque mis modelos no son de clase alta yo hago que lo parezcan, aunque con un punto de vulgaridad”. Sus imágenes combinan la riqueza y el fetichismo por medio del negro, un color que, plagado desde sus orígenes de connotaciones negativas, en 1926 se convierte, gracias a Coco Chanel y su vestido negro petite robe noir en sinónimo de lujo y elegancia, patrimonio universal y sello de las grandes casas de moda como Balenciaga o Givenchy. El negro es también el color favorito de los fetichistas. De esta forma Newton une dos realidades en una; la del fetiche y la de la alta sociedad. Evoca el dinero y el poder de las clases altas, todo ello envuelto en juegos de dominación y sumisión, de elegante fetichismo, de abundante carga sexual. Es su forma de mostrar el lado oscuro y decadente de la burguesía sin dejar de lado la belleza del desnudo femenino. “Me encanta la vulgaridad.. Me atrae enormemente el mal gusto” decía Newton.
La dominación y la sumisión, así como los íntimos rituales de disciplina y castigo que éstas conllevan, pueden hacernos exteriorizar, en un espacio seguro, deseos y sentimientos mutuos que no permiten la etiqueta social y sexual “normal”. Mientras que en la vida real, los rituales de dominación y disciplina requieren un mínimo de dos participantes, la fotografía se centra frecuentemente en solo una parte de esta ecuación, dejando a nuestra imaginación el elemento que falta.
Ese planteamiento se aprecia en las fotografías de Newton; coloca a la mujer en situaciones perversas o atrevidas, introduce elementos sórdidos como cadenas, collares de perro o acerados elementos de ortopedia y siempre presenta a modelos frías, inalcanzables, atadas, amordazadas, esposadas o encorsetadas. Son en ocasiones observadas y sometidas por otras mujeres. Aunque aparecen hombres en algunas escenas, la desnudez de ellas se encuentra siempre en primer plano. “El objetivo de mi fotografía es imponerme retos, ir más allá de lo que mi disciplina germánica y naturaleza teutónica me hubieran permitido” afirma el fotógrafo.
El lujo en el que Newton manifiesta el fetichismo se aprecia no sólo a través de un vestuario ostentoso (vestidos elegantes, anillos, pulseras, collares de perlas...) sino también por medio de escenarios llenos de glamour: hoteles desconocidos, mansiones privadas, grandes piscinas de la Riviera Francesa, autos lujosos y limusinas, terrazas desde las que se observan grandes rascacielos... En su serie “Fashion Photography” predominan los sitios de entrada restringida, como ámbitos privados ligados a gentes adineradas. Sus fotografías son tomadas en Mónaco, Monte Carlo, Milán, Roma, Bordighera, Venecia, Nueva York, Miami o París.
Esta forma de presentar el lujo y el desnudo ha generado muy diversas opiniones. Para unos, es uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX; para otros, su obra es provocante y de una obsesión sexista que raya en la pornografía. Juan Manuel de Prada, escritor y articulista español opina: “El arte de Newton es mentirilla y aspaviento de impostor. Su tema recurrente es la cosificación de la mujer. Trabajaba para halagar a los ricos (...) Newton no retrataba mujeres, sino muñecas porque le abrumaba la complicada psicología de la mujer”. Sin embargo, también cuenta con profundos admiradores e imitadores de su estilo. Alberto Schommer, fotógrafo español conocido por los retratos de personalidades de la vida española contemporánea dedica un homenaje a Newton tras su muerte: “(...) muestras el mundo como es, como se sueña, como se desea, como quisiéramos interpretarlo, pero no podemos. Tu belleza es violenta... Pero tan hermosa (...) Aprendí a besar viendo tus besos, y gracias a ti no pude casi nunca hacer un desnudo”.
El exceso de dinero y poder también aparece representado por objetos valiosos como son las lámparas de cristal, los candelabros, los inmensos cuadros, sillones y sillas antiguas... “Me gusta Los Ángeles y esas uñas largas que sólo llevan las mujeres de allí. Adoro el desnudo con zapatos de tacón alto, el misterio de las habitaciones de hotel y, en definitiva, fotografiar sólo lo que me interesa y aunque mis modelos no son de clase alta yo hago que lo parezcan, aunque con un punto de vulgaridad”. Sus imágenes combinan la riqueza y el fetichismo por medio del negro, un color que, plagado desde sus orígenes de connotaciones negativas, en 1926 se convierte, gracias a Coco Chanel y su vestido negro petite robe noir en sinónimo de lujo y elegancia, patrimonio universal y sello de las grandes casas de moda como Balenciaga o Givenchy. El negro es también el color favorito de los fetichistas. De esta forma Newton une dos realidades en una; la del fetiche y la de la alta sociedad. Evoca el dinero y el poder de las clases altas, todo ello envuelto en juegos de dominación y sumisión, de elegante fetichismo, de abundante carga sexual. Es su forma de mostrar el lado oscuro y decadente de la burguesía sin dejar de lado la belleza del desnudo femenino. “Me encanta la vulgaridad.. Me atrae enormemente el mal gusto” decía Newton.
La dominación y la sumisión, así como los íntimos rituales de disciplina y castigo que éstas conllevan, pueden hacernos exteriorizar, en un espacio seguro, deseos y sentimientos mutuos que no permiten la etiqueta social y sexual “normal”. Mientras que en la vida real, los rituales de dominación y disciplina requieren un mínimo de dos participantes, la fotografía se centra frecuentemente en solo una parte de esta ecuación, dejando a nuestra imaginación el elemento que falta.
Ese planteamiento se aprecia en las fotografías de Newton; coloca a la mujer en situaciones perversas o atrevidas, introduce elementos sórdidos como cadenas, collares de perro o acerados elementos de ortopedia y siempre presenta a modelos frías, inalcanzables, atadas, amordazadas, esposadas o encorsetadas. Son en ocasiones observadas y sometidas por otras mujeres. Aunque aparecen hombres en algunas escenas, la desnudez de ellas se encuentra siempre en primer plano. “El objetivo de mi fotografía es imponerme retos, ir más allá de lo que mi disciplina germánica y naturaleza teutónica me hubieran permitido” afirma el fotógrafo.
Newton, habitual retratista de la alta sociedad económica y política, es un fotógrafo de modas, creador de imágenes de la belleza y el erotismo femenino. El cuerpo de sus modelos es el principal interés de este fotógrafo. Su concepción acerca de la mujer fomenta los estereotipos icónicos que la han subyugado. “Probablemente la manera como miro a las mujeres es diferente de como lo hace otra gente” explicaba.
Se le ha tachado de fascista, por su amistad con Leni Riefenstahl, y por lo cercano de algunos de sus iconos a la estética de fisonomías puras y fuertes de la Alemania de preguerra, y a la vez se ha ignorado su origen judío, que–aun siendo de buena familia– le llevó al exilio. Igualmente, la presentación indecorosa de esos bellísimos cuerpos así como la teatralización de situaciones de sometimiento y humillación le han convertido hoy en uno de los grandes fotógrafos del siglo XX.
Sus imágenes atrevidas y llenas de provocación, que idealizan una realidad por medio de la perfección corporal de sus modelos, fueron criticadas en los años de su publicación. Sin embargo, ahora son muchos los que tratan de imitar el estilo de Newton en una época en la que dichas fotografías ya no escandalizan como antes.
Obras inclasificables, radicalmente propias, que escapan a las ataduras de las fronteras. Arte, moda o pornografía; belleza o tortura; sumisión o libertad. Guiños sadomasoquistas, tacones con fustas, sobredosis de “vouyerismo”... Newton sonrojó, indignó y encantó, pero definió una forma de fotografía que reventó convenciones sociales y estéticas.
Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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