En la cuerda floja vivo y siento. Siempre al límite de los sentimientos, en el centro de un huracán que lo arrasa todo, en los extremos de una doble personalidad, en los vértices que dibujan tus dedos. Sin conocer la calma, a flote en un mar enfurecido, en suspenso en un cielo sin señales. La inestabilidad hace mella en mi alma y me invita a jugar con las alas de la distancia, a reírme de todo lo que queda abajo, de todo lo que matiza mis pasiones y sus huellas. Si existe una vía de escape es algo que desconozco. Sé que debo regresar a la tierra y vivir en ella mi sufrimiento y mis pesadillas. Pero me mantengo aquí arriba así de inconstante, tambaleándome, con miedo a perder el equilibrio y caer en las trampas que el tiempo ha preparado para mí.
En la cuerda floja sigo y resisto. Vulnerable, insegura, cambiante. Aferrándome a todo, no renunciando nunca a nada. Trapecista frágil en un mundo imperturbable e indómito que no está acostumbrado a mi férrea disciplina ni a mis constantes oscilaciones, ni a un ser humano con tantas aspiraciones. Y soy fuerte pese a todo, porque quizá me hizo valiente la vida misma que se empeña en lanzarme al vacío y terminar con la agonía y la alegría que marcan mis pasos. Sangran mis pies, la cuerda y sus alambres me hacen daño pero espero la luz que me liberé de todo. Seguiré jugando a ser trapecista indomable en la cuerda floja que representa mi existencia. Hasta que los alambres desaparezcan o hasta que encuentre el camino de vuelta.
En la cuerda floja sigo y resisto. Vulnerable, insegura, cambiante. Aferrándome a todo, no renunciando nunca a nada. Trapecista frágil en un mundo imperturbable e indómito que no está acostumbrado a mi férrea disciplina ni a mis constantes oscilaciones, ni a un ser humano con tantas aspiraciones. Y soy fuerte pese a todo, porque quizá me hizo valiente la vida misma que se empeña en lanzarme al vacío y terminar con la agonía y la alegría que marcan mis pasos. Sangran mis pies, la cuerda y sus alambres me hacen daño pero espero la luz que me liberé de todo. Seguiré jugando a ser trapecista indomable en la cuerda floja que representa mi existencia. Hasta que los alambres desaparezcan o hasta que encuentre el camino de vuelta.
Eres una buena trapecista, hija. Daras el salto y sera una liberación, aunque es ley de esta vida encontrar el camino de nuevas e impredecibles trampas. Muxus
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