22 noviembre 2011

Libros de Estilo (II)


   (...) Un ejemplo paradigmático lo constituye el periódico El País y su Libro de Estilo, el primero que se distribuyó en todas las librerías para ponerlo al alcance de quien quisiera adquirirlo. La decisión de ponerlo a la venta se debe al interés que muchos lectores mostraron por poseer este instrumento de trabajo. También hay que tener en cuenta que era una época en la que la prensa más escandalosa irrumpió en la intimidad de muchos personajes. El director de El País en 1990, Joaquín Estefanía, explicaba: “Vimos que algunos medios estaban violentando la libertad de expresión y decidimos dotarnos de un sello de calidad para que la gente supiera cómo trabajamos aquí”. Más de treinta años después de su aparición, el Libro de Estilo de El País (cuya primera edición vio la luz en 1977) lleva más de 70.000 ejemplares vendidos, no sólo en España sino también en Argentina, Chile, México, y otros países de Latinoamérica. La tarea de usar mejor el idioma, propósito principal de estos manuales de estilo, se reduce más bien al ámbito de la redacción del medio respectivo, con la excepción del Libro de Estilo de El País, que está teniendo un mayor ámbito de utilidad no sólo en España sino también en Hispanoamérica, por tratarse de uno de los periódicos de referencia más importantes del mundo hispano. 

   Pero, ¿a qué se debe el éxito de este manual de uso interno? Tal vez resida en la importancia cada vez mayor que se da a los medios de comunicación. Éstos se caracterizan por entrar en el hogar de los ciudadanos de una forma extremadamente fácil, convirtiéndose de ese modo en los principales transmisores de modos de pensar, formas de actuar, valores y antivalores. Por lo que respecta a la prensa escrita, los lectores tienen derecho a conocer los procedimientos internos y el modo de redactar de su medio habitual, para saber si realmente éste sigue un comportamiento ético en el desarrollo de su trabajo y elabora la información de acuerdo a unas reglas coherentes y adecuadas. El Libro de Estilo de El País pone en manos del público todos los principios que regulan su actividad periodística para que juzgue por sí mismo el trabajo y la calidad del periódico. 

   Es el lector quién traza los límites al diario, exigiendo claridad y transparencia a la hora de narrar los hechos, reclamando veracidad y rigor en la información publicada. Son muchos los ciudadanos que, aun sin tener nada que ver con el mundo de la comunicación, han comprado este manual para uso privado. Su contenido, dividido en un manual periodístico, dos diccionarios y un apéndice, marca la trayectoria profesional de este medio y la de sus colaboradores. A su comprador no sólo le mueve un mero interés periodístico al adquirir el Libro sino el deseo de conocer a fondo la personalidad y la forma de trabajar de su diario. 

   Los medios de comunicación juegan un papel vital en la sociedad, al contribuir a la difusión de un idioma culto y cuidado. Pero en ocasiones, éstos ignoran o no obedecen la norma lingüística, lo que produce la incorrección idiomática y la aparición de vulgarismos, errores gramaticales o extranjerismos innecesarios que contrarrestan su actividad culturizante y educadora. Destacan el denominado dequeísmo, el uso de muletillas, el uso abusivo de súper, la mutilación de los finales en –ado... Hay que tener en cuenta que el mercado mundial de las noticias, cada vez más competitivo, demanda textos correctamente escritos, lo que hace que los medios se esfuercen en la tarea de usar mejor el idioma. A este propósito responden los libros de estilo, manuales que deben luchar por mantener la unidad idiomática y prevenir sobre esos errores lingüísticos que deterioran y empobrecen el lenguaje. 

   Actualmente, la sociedad de la información nos invade y la lengua se convierte en un instrumento esencial para el comunicador. Las noticias redactadas deben de ser claras y concisas, sencillas y veraces, que permitan un mejor entendimiento por parte del lector. El español es dinámico y abierto a las influencias externas. Del mismo modo, la globalización de la información está generando todos los días nuevas palabras y formas de comunicarnos. Aunque los libros de estilo no constituyen una solución por sí sola eficiente, sus principios de coherencia, ética y humildad profesional buscan un dominio mayor de la lengua, una riqueza léxica y una calidad literaria mediante la utilización correcta de palabras, dentro del marco de un periodismo moderno, en el que muchas de las barreras lingüísticas que antes existían se diluyen y desaparecen.

2 comentarios:

  1. En "es el lector quién traza los límites al diario", ese quién va sin tilde.
    Puedes borrar el comentario, no quiero fastidiar.
    ;-)

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  2. estoy deacuerdo:)))))))))ñañañañañañañañañañañañaña jajajajajajajaja

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