En mi vida ya no pintas nada, guapa. Puedes irte por donde viniste. Ahora que conozco tus jugadas, ahora que te veo sin disfraz, ahora que me choco de frente contra el muro de todas tus maquinaciones. No me interesa mantener esta amistad dañina porque si hay algo que no soporto en la vida es la deslealtad. Yo no te imponía ninguna regla pero te pedía valores. Sospecho que tu nivel máximo de perversión no sufrirá el menor desgaste ante estas palabras pero no me interesa ver cómo te sigues divirtiendo a mi costa. Eres una de las decepciones más amargas que he de afrontar pero con el tiempo puede que hasta te recuerde con nostalgia. Así es la vida, querida amiga. Y no es la valentía ni el apego a esa brutal sinceridad que destacan algunos como la mejor de las cualidades la que me ha hecho plantarte cara. Ha sido mi madurez y mis buenos propósitos. No quiero que me sigas. Te deseo lo mejor, tú por tu camino y yo por el mío. No creo que nos volvamos a encontrar (o quizá sí, quién sabe, la vida es imprevisible) y por eso me despido sin rencor, que tu alma corrompida cargue sola con sus pecados y su exceso de equipaje. Que te vaya bien, ex amiga. Desde el inicio de mi nuevo camino (y sin ganas de volver la vista atrás), te deseo lo mejor.
¡Qué bien has descrito la ruptura de una amistad! y como quien más quien menos creo que alguna vez en la vida nos ha tocado, pues lo entendemos perfectamente.
ResponderEliminarSaludos Esther :)
Mis historias son ficticias pero a la vez muy humanas y reales, todos hemos pasado alguna vez por una u otra de las situaciones descritas. Muchas gracias por tus palabras m.p. y espero que nunca pierdas las ganas de "observar" la vida y reflexionar sobre ella. Un abarazo.
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