20 enero 2011

Eres lo que lees (I)


   El siglo XXI vive inmerso en el proceso de globalización y se caracteriza por los intercambios de ingentes cantidades de información y de la utilización masiva de nuevas y cada vez más avanzadas tecnologías de la comunicación. Frente a estos sucesos, los libros de texto y el nivel de competencia lectora quedan relegados a una esquina de nuestros usos cotidianos. 

   La escasa cultura de los jóvenes españoles resulta preocupante cuando se traduce en un suspenso tras otro, reflejo en multitud de ocasiones de una apatía por la lectura o una desconcentración total debido a la imposibilidad de abordar un texto con soltura y con una entonación correcta. Decimos adiós a las comas, a los puntos, al sentido literal de una frase, a la comprensión global de un texto. ¿Cómo aprobar si no se memoriza lo que no se ha asimilado ni entendido porque se lee mal?, ¿cómo estructurar los conceptos en la mente si no somos capaces de comprender lo que se está leyendo?, ¿dónde queda la lectura crítica y responsable? 

   Leer es entablar una conversación con el autor del texto, filósofo del número, matemático de las palabras, y a partir de ahí, comprender sus propósitos, respirar sus ideas, hallar respuestas, bucear en el infinito mar del conocimiento. Pero parece ser que nosotros, la juventud, preferimos recurrir a las abreviaturas, al moderno lenguaje de los móviles y otras tecnologías virtuales, a las faltas de ortografía que se perdonan en el colegio pero que se pagan caro en la universidad. Sacrificamos los sinónimos y los tecnicismos, el diccionario deja de existir, la ampliación de vocabulario no nos interesa. 

   La falta de lectura y los consecuentes resultados académicos entre los estudiantes hacen estragos en el actual sistema educativo y bajo las alas de esta epidemia se conjuga el fracaso escolar como un mal endémico y difícil de erradicar. ¿Es un problema social o personal?, ¿se debería llevar a cabo un reforzamiento de las bibliotecas públicas y una potenciación de los planes de lectura en los colegios, por ejemplo?, ¿o quizá la lectura es cuestión de pura motivación, de su inicio a una edad temprana y avalada por el apoyo de los padres? 

   Sea como sea, lectura y aprendizaje van de la mano. Excelente binomio para los que dominan su técnica, para aquellos que han sabido hacer de la educación un arte. Porque ellos entenderán las preguntas. Y sabrán la respuesta (...)

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