07 abril 2011

El mito de Bin Laden (I)

   En la sociedad actual, marcada por el progreso y las nuevas tecnologías, el antagonismo entre mitos y logos presente en los orígenes de la mitología clásica ha sido superado. El mito, aunque escondido, convive con la razón y pierde su significación primitiva para profundizar de forma compleja en otros ámbitos de la vida humana: el exceso de aproximaciones al mito hacen imposible un consenso en lo referente al sentido y la definición del mismo. Cada autor y cada escuela destaca algún factor como su carácter sagrado o su función social. Sin embargo, el discurso de aquellos autores que definían al mito como un producto de la imaginación ingenua sobre hechos inexplicables o misteriosos ha sido radicalmente sustituido por la de falsedad o engaño, menospreciando por ello al mito como fuente de conocimiento social y cultural. 

   El mito se renueva en cada momento histórico: ya no es la historia de la sociedad ancestral sino que ahora se define por la función social que cumple, al hacer obligatorias las normas dentro de la sociedad imponiendo un modo de ser fundamentado en la autoridad de los ancestros. Desde el psicoanálisis, los mitos son indispensables para la salud mental, tanto individual como colectiva y apelan a nuestras emociones. 

   El mito es un sistema de comunicación. En nuestra civilización occidental, los medios de comunicación (dueños de la materia prima de la historia) conforman nuestras creencias y valores acerca del mundo y se convierten en el escenario idóneo para el reciclaje y actualización de las historias míticas a través de los nuevos héroes y dioses de la sociedad de consumo. La necesidad de encontrar vías de expresión de nuestros valores comunes explica el papel de los medios como nuevos mitólogos: la publicidad, el cine, la televisión o la prensa se nutren de mitos tradicionales a la vez que crean y revitalizan viejos y nuevos mitos. El héroe clásico es el protagonista de las narraciones míticas y representa todo aquello que el hombre normal considera inalcanzable. Su ambigua personalidad y sus atributos contradictorios lo diferencian de los posteriores héroes románticos y contemporáneos que se mantienen hoy día en las ficciones audiovisuales: es violento pero posee una fuerza civilizadora y sus defectos y debilidades le acercan a los hombres. La dimensión heroica varía en cada situación histórica en función de los valores imperantes. El héroe encarna las virtudes a las que la sociedad aspira en cada momento de la historia: es un personaje cuya existencia precisa de valores compartidos por un colectivo. 

   Sin embargo, en plena era de la globalización el concepto heroico ha entrado en crisis y el héroe actual, de carácter efímero y producto de los medios de comunicación, está sujeto a los valores de la fama y la popularidad. Por eso llama la atención la aparición de un personaje heroico dentro de este escenario, Bin Laden, encarnación del Bien y el Mal y representante, tras el ataque a las Torres Gemelas, de los miedos del mundo occidental (...).

(Fuente utilizada para la elaboraciónde esta reflexión: “La construcción delmito a través de la prensa: el caso Bin Laden”. Marín Murillo, María Flora…Comunicación Social Ediciones y Comunicaciones. 2004).

1 comentario:

  1. jajaja la tia de ese libro me dio a mi clase el cuatri pasau. Que cosa mas pedante de mujer jajajajaj
    de todos modos tienes razon en lo que dices amiga
    un abrazo

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