El neoliberalismo es mucho más que un sistema económico; sus ideas y preceptos abarcan los demás ámbitos de la sociedad, se interiorizan tanto en los Estados como en los individuos. Las políticas económicas del neoliberalismo han logrado modificar los sectores productivos, han facilitado la incorporación de una nueva base tecnológica en la economía mundial, han cambiado las bases de la competencia internacional y han ido acompañada de cambios muy significativos en los valores y creencias sociales. El neoliberalismo ha traído consigo aspectos positivos como el aumento del nivel de vida de ciertos sectores de la población, un gran desarrollo tecnológico motivado por la competencia entre las empresas transnacionales y la libertad de hacer negocios.
Sin embargo, sus efectos han sido muy desiguales, positivos o negativos según cuál sea el punto desde el que se valoren. Si se atiende, por ejemplo, a los beneficios empresariales y a la configuración de un clima de mayor confianza para la inversión privada no cabe la menor duda de que han sido exitosas. Si se contemplan desde la perspectiva del bienestar social habría que ser mucho más críticos con ellas si se tiene en cuenta que, en casi la inmensa totalidad de las naciones y en el conjunto mundial, han aumentado la pobreza y la desigualdad económica. Los problemas que este sistema económico ha incentivado son muy graves, entre ellos una polarización acentuada entre ricos y pobres, un aumento de los movimientos especulativos, las denominadas burbujas financieras y daños irreversibles a la naturaleza, con la explotación descontrolada de los recursos naturales.
Se podría decir que la economía mundial se asienta sobre una globalización que implica que los procesos económicos se desenvuelven en un terreno de juego internacional donde apenas existen trabas de cualquier tipo para que los capitales, las mercancías y los códigos culturales que le son propios se muevan en completa libertad. No obstante, la economía mundial no responde a la estructura sistemática y globalmente integrada que se quiere dar a entender cuando se habla de globalización. Nuestro planeta refleja más bien una realidad tripolar, porque quienes realmente articulan y organizan la economía mundial son las tres grandes potencias (Estados Unidos, Europa y Japón) que ejercen el control compartido sobre ella, aunque bajo la permanente y creciente supremacía estadounidense. En el Tercer Mundo sólo una pequeña parte de la periferia se ha industrializado, mientras que su mayor parte es pobre y se desconecta progresivamente de los centros de gravedad de las relaciones económicas.
En consecuencia, la globalización no constituye un proceso integrador que abarca al conjunto de relaciones económicas, sino que esencialmente sólo tiene que ver con el dominio del capital financiero, de los recursos tecnológicos y de la producción cultural y que en realidad se manifiesta como un vector desintegrador de la economía y de a sociedad mundial en su conjunto. A diferencia de la connotación de progreso y modernidad que el discurso neoliberal quiere asociar al fenómeno de progresiva liberalización capitalista, lo que está ocurriendo es que aumenta cada vez más la explotación y el empobrecimiento de unos países por otros. Esto trae consigo el aumento de la brecha entre los países más ricos y los países más pobres. La desigualdad viene acompañada de un considerable aumento de la pobreza y la exclusión social.
A este hecho habría que añadir que el modelo de crecimiento actual se basa en la degeneración continuada del trabajo derivada de la precarización, de la temporalidad y del subempleo y se sustenta en una utilización irracional de los recursos medioambientales (la lógica de la ganancia sin límite y sin consideración de sus efectos sociales a largo plazo lleva consigo un verdadero desastre en relación con el medio ambiente planetario) y en el privilegio de las rentas de capital que multiplica las desigualdades entre territorios, entre colectivos y personas. Por otra parte, la incorporación de la nueva base tecnológica y en particular la nueva economía inmaterial de las telecomunicaciones y los servicios se da en un marco de oligopolismo exacerbado, alcanzando únicamente a una minúscula parte de la población mundial. El neoliberalismo pretende establecer el “pensamiento único” y se sustenta en los poderosos medios de comunicación que imponen una sola forma de pensamiento y exponen a la audiencia a programas sin contenido cuyo objetivo es evitar la crítica del sistema (...)
gracias, me sirvio de mucha ayuda..
ResponderEliminarExcelente publicación, felicidades :)
ResponderEliminarmuy buena opinion lo unico malo es que no se puede copiar
ResponderEliminarhola gracias por compartir, muy claro y me ayudo a aclarar algunos puntos. el neo liberalismo no tirne efectos positivos a nivel sociedad, en educación, etc. para nosotros en MÉXICO .
ResponderEliminargracias.
Sin dudas el neoliberalismo ha generado desastres en los paises tecermundistas
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