El fenómeno de la globalización ha propiciado el nacimiento de una poderosa Sociedad de la Información, una acelerada forma de vivir y representar todo un estilo de vida donde el tiempo, el espacio y la relación se hallan estructuralmente vinculados. Independientemente de los beneficios que ésta pueda aportar, la vida del individuo se trastoca por la irrupción ininterrumpida de nuevas tecnologías y unas cantidades ilimitadas de información. La evolución tecnológica encuentra en los medios de comunicación su agente beligerante y presenta el conocimiento como discurso único y forma general de la verdad-realidad.
En la sociedad tradicional los conocimientos tenían un marco distinto de esta nueva sociedad de la información, pues aquellos se recogían y se intercambiaban a través de la transmisión directa, interpersonal. Ahora, el hombre se halla ante la sociedad global y los canales masivos; no hay relación directa entre emisor y receptor porque los medios de comunicación aparecen como los grandes intermediarios. Se produce una mediatización tecnológica del conocimiento. Dentro de este contexto, el ser humano se encuentra ante un gran reto puesto que los nuevos avances condicionan el pensar y la circulación de los conocimientos abren nuevas formas de vivir en la sociedad.
Este emergente proceso arrastra consigo una serie de amenazas en lo referente a la información y el conocimiento:
- como consecuencia de esta revolución tecnológica, el periodista ha perdido el monopolio de la información. Hoy todo el mundo informa y cualquier institución, ya sea empresarial, cultural o política, tiene su propio medio de información. El profesional de la información se encuentra ante el desafío del siglo XXI; asumir las nuevas tecnologías y los profundos cambios que se operen desde la profesionalidad y el compromiso
- la multiplicidad de canales de difusión crea en nosotros la falsa sensación de estar muy bien informados. Sin embargo, detrás de este espejismo, se encuentra una gran concentración de producción de la información. Los medios presentan el mismo tipo de noticias, a través de una rigurosa selección
- la desinformación es otro aspecto negativo de los procesos comunicativos: la información se mezcla con las estrategias de los grandes medios de comunicación y sectores políticos para ocultar la verdad o modificar ciertos aspectos de un hecho para persuadir e influir en las masas
- la información es sinónimo de mercancía. La industria mediática se rige por los criterios comerciales; se imponen los criterios de rentabilidad sobre los de interés público. Esto provoca el descenso de su calidad, acompañado de un paulatino proceso de evasión de la responsabilidad social por parte de los grandes conglomerados empresariales productores de información. Nos enfrentamos a la desaparición del propio derecho a la información y la desaparición del ciudadano a favor del consumidor. Si el derecho a la información no está suficientemente garantizado por los poderes públicos, nos encontramos ante la usurpación de la soberanía popular por la dictadura mediática, que en vez de informar a la opinión pública la modula de acuerdo con sus intereses
- la era de la información refuerza viejas desigualdades: a pesar de la frenética expansión de Internet en los países más desarrollados y de la tan predicada globalización de la información, lo cierto es que hoy día el acceso a este medio todavía está restringido en algunas partes del mundo. Así, frente a la hegemonía de Estados Unidos en lo referente a los medios de comunicación que se insertan dentro de la industria multimedia, existen países en los que este medio apenas se ha difundido. A este país le siguen Europa, Asia y Canadá. Oceanía, Latinoamérica y África son los países con menor número de medios de comunicación on line. Esta desigual distribución de los mass media ha llevado a hablar de la llamada brecha digital, y por lo tanto brecha cultural, como parte del proceso de ampliación de las asimetrías comunicacionales que distancian cada vez más a los países ricos de los pobres. Dentro de esas asimetrías destaca la posición hegemónica de Estados Unidos, en particular respecto a una América Latina con un escaso desarrollo de Internet. No se debe olvidar que, a pesar de las tendencias globalizadoras, Internet continúa siendo un fenómeno predominantemente norteamericano; un poco menos de la mitad de todos los usuarios de la red, y más de la mitad de todos los ordenadores del mundo, están todavía en Estados Unidos. La sociedad de la información todavía no ha llegado para todos. Generalizar el acceso y crear generaciones con una nueva cultura informacional son los principales escollos que se deben salvar para alcanzar una verdadera comunicación global
- las noticias son las mercancías que antes caducan, bienes altamente perecederos. El valor de una noticia decrece exponencialmente con el tiempo. Obligan, por tanto, a una temporalidad fugaz. La producción masiva produce una saturación de información masiva: se generan una gran cantidad de noticias sin evaluar el interés o los criterios de selección. La saturación informativa no significa un mayor pluralismo. La cantidad domina totalmente sobre la idea de cantidad
- las grandes corporaciones que dominan el mercado mundial de la comunicación son dueñas de los canales por donde circulan los mensajes y acaparan una porción creciente de la producción y difusión de los contenidos. Es muy difícil, dentro de este contexto, el poder hablar de una pluralidad informativa y de una diversidad tanto de perspectivas como de opiniones
Esta situación pone de manifiesto que, pesar de vivir en la denominada sociedad democrática, la globalización es de carácter selectivo, esclava de los intereses de los centros de poder; las potencias mundiales y los negocios internacionales. La información se convierte en una valiosa mercancía para los sectores protagonistas de la toma de decisión. Por lo tanto, bajo el nombre de globalización de la información se oculta la hegemonía de los poderosos.
Este contexto nos conduce a una serie de preguntas que manifiestan la naturaleza de la amenaza actual de la Sociedad de la Información: ¿de qué manera se enfrentan los medios de comunicación a la vorágine informativa y qué diferencia, en el seguimiento de los hechos, a los mass media poderosos, supranacionales con los de ámbito nacional, regional o local? Cuando los medios cobran conciencia de su propio poder nos encontramos ante una situación problemática y complicada: ¿quién garantiza que esa capacidad de persuasión sea empleada de la forma adecuada?, ¿está el ciudadano recibiendo toda la información, toda la verdad y conociendo todos los hechos o sólo una parte? Y si es así, ¿qué parte de la verdad, de los hechos, de la información y por qué esa parte y no otra?