ESTHER DE LÓZAR CUEVAS
Dedico este pequeño espacio de intelectualidad a mi gente, que me regaló unas alas inmensas; a la vida, que me enseñó a emprender el vuelo sin estrategias ni maquillaje; a la educación, que me hizo libre. Esta mariposa de altos vuelos recupera su pluma... y escribe. ¡Bienvenidos a mi blog!
"La pluma es más poderosa que la espada y escribir con ella es considerablemente más fácil" (Feldman)
"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito" (Shakespeare)
"El alma tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene" (Victor Hugo)
"La peor lucha es la que no se hace" (Karl Marx)
"Lo que con más trabajo se adquiere, más se ama" (Aristóteles)
Mi Reina
Dieciocho años compartiendo mi vida con ella (mi hermana) y me saben a poco. El otro día la vi con su vestido rosa celebrando su promoción y recordé a una niña rubia y traviesilla, la terremoto de la casa, la reina de mi vida. “Mi reina” la llamo. Porque su llegada fue una sorpresa inesperada. Todos decían que sería un niño. Pero yo sabía que no. Y su trono no se hizo esperar. Su transformación no ha sido radical sino forjada a fuego lento porque conserva esa independencia que la hace única, esa rebeldía que me enamora, ese punto macarra al que uno no puede resistirse. “Nadie me comprende”, suele decir. Y es que es necesario conocerla en profundidad para abarcar sus principios, su encanto, su belleza interior. No deja de sorprender a nadie su insólita madurez, sus sabios y acertados consejos, la lealtad que la caracteriza, el genio ante el cual no te queda más remedio que callar.
Hoy me permito el lujo de romper con el hilo de temas de mi blog y hacerte protagonista, Amaia, porque creo que ahora más que nunca nos toca ser guerreras y demostrar nuestro denuedo ante la nueva etapa que se abre para nosotras, para ti. Cada ventana representa una opción, todas están abiertas para ti, y no podemos dar un paso atrás, ni siquiera para coger impulso. La educación marcará la diferencia y nos concederá el privilegio de elegir. Nos quedan aún muchas horas de estudio juntas, en la cocina, compartiendo dudas y recreos.
Sé que, en otras circunstancias, tu y yo jamás hubiésemos sido amigas. Somos muy distintas pero crecimos bebiendo de los mismos valores y eso nos fortaleció. Puede que la vida no te haya mostrado a veces su mejor cara, ni el lado divertido ni los placeres materiales. Pero el ser humano se hace grande cuando deja de envidiar lo que no tiene y se dedica a amar lo que es suyo. Tú, mi vaquera rockera, mi compañera de litera, mi mejor parte, la representación de todo lo que me hubiese gustado ser a tu edad. Tú, que has vivido tres Bachilleratos distintos, que has sentido en tu piel el éxito y los sinsabores de todos los colores, que te has empapado de la metodología de la Universidad sin haber puesto un pie en ella, que has sentido el amor sin haber estado nunca enamorada, que te has diplomado y licenciado aún sin carrera, que has sufrido y has reído a través de otros ojos, ojos más veteranos o quizá igual de inexpertos que te han guiado, te han visto crecer, te han querido proteger de las injusticias y mimarte a contraluz, rozarte con sus alas y evitar tu caída. Es el poder de tres. Y llevas ventaja, pilluela, porque de tus hermanas te has alimentado y a tus hermanas volverás cada día.
Eres Reina entre princesas, la partida a la que apostaría todas mis cartas, la guerra que no me importaría perder, la condena que gustosa cumpliría, la luz que me eclipsa por momentos y que ciega a esta colorida mariposa. No te queda más remedio que volar muy alto y dejar huella en la luna. Ahora sí, te cedo la corona. ¡Qué comience tu reinado!
Siempre a tus pies, mi Reina.
Sólo de ti depende ser la protagonista de tu vida. ¡Ánimo y a por todas!
Un ejemplo de superación
Al hilo del artículo anterior sobre superdotados, me gustaría dedicar mi espacio de hoy a una chica (estudiante de la UNED) cuyo caso considero un auténtico ejemplo de superación personal. Reproduzco la entrevista íntegra expuesta en Más UNED. Para todos los que estamos embarcados en la difícil tarea que supone el estudio de unas materias tan extensas y complicadas, las palabras de una alumna brillante, que abandonó las aulas a los 14 años acosada por sus compañeros y ganadora a los 24 del premio del expediente académico (terminando la carrera en dos años) nos hace creer que todo es posible. Una auténtica inyección de ánimo y fuerza con los exámenes a la vuelta de la esquina. Para que nosotros, como hizo ella, seamos capaces de introducirnos en el paisaje más bello y ser protagonistas de nuestra propia historia.
‘He estudiado Ciencias Políticas en la UNED por dignidad’
Por Leonor García
M.A.R. ha estudiado Ciencias Políticas en la UNED y superó 18 asignaturas en un solo curso, logrando el Premio al curso académico por obtener 7,5 de media en las 10 asignaturas de las que se examinó el primer año.
“Vivo en Lugo. Empecé a estudiar a los 19 años, hice la ESO en el nocturno y el bachillerato en el colegio San Clemente de Santiago. Me presenté a la selectividad, aprobé y me matriculé en la UNED en Ciencias Políticas. Empecé el año pasado y este pues terminé”.
Así comienza la entrevista con María, que define en estas pocas palabras su vida académica. Con sencillez. Como si no pasara nada. Le pregunto por qué dice que empezó a estudiar a los 19 ¿Y antes?
“Dejé todo en 1º de BUP por una pequeña depresión. Lo dejé desde los 14 hasta los 19.
En el colegio siempre llevé todo sobresaliente hasta 8º, cuando mi nota bajó a notable. Luego en el instituto no estaba bien y lo dejé. A mi me influyeron mucho los compañeros. Me daban mucha caña porque yo soy tímida y bajita y bueno, a esa edad siempre... empiezan a meterse con tu físico. Estás en una edad del pavo, una edad de cambio, vives en tu mundo y para ti una cosa que no tiene importancia ahora, entonces era como si me tiraran una bomba. Hay mucha gente que se metían conmigo y que no le importaba y luego empiezas a apartarte y bueno...
A los 19 años me metí en lo de adultos y muy bien. Casi he terminado con los de mi edad. Estoy muy contenta.”
Ese tiempo, de los 14 a los 19 años ¿qué haces, trabajas?
Primero estudié un curso de corte y confección. Empecé a trabajar a los 17, cuando me hicieron un contrato de formación en un taller de costura. Estuve allí hasta los 21 y entonces lo dejé para poder estudiar. Desde entonces trabajo haciendo arreglos de ropa en casa.
¿Quién te anima a volver a estudiar? Pues la verdad es que nadie porque mis padres no querían que volviera. Me encontraba bastante bien y les preocupaba que empezase otra vez a agobiarme. Pero yo tenía muchas ganas de estudiar. Había leído muchos libros de Filosofía, de Psicología... Creo que para recuperar la dignidad tienes que hacer algo que te haga sentir útil. No es que piense dedicarme a la política, sino que estudié Ciencias Políticas como un modo de recuperar mi autoestima, por sentirme mejor conmigo misma. Si luego ayuda a labrarme mi futuro, pues claro, mejor. |
¿Vienes de una familia de universitarios?
Mi madre es ama de casa y mi padre tuvo un bar y lleva varios años de baja por enfermedad. No tengo más hermanos. En mi familia no hay universitarios. Yo vivía en un pueblo de Lugo, un poquito apartado y allí era complicado estudiar. Había un instituto que estaba a 30 kilómetros. Te venía a buscar el autobús.
Ya tenía claro que lo dejaba hasta que fuera mayor de edad y pudiera ir con gente adulta o a distancia, que no tuviera que sufrir a ciertos compañeros... había también compañeros buenos, pero me debí encerrar y no sé. No me arrepiento. Mejor que me haya pasado porque aprendí más cosas.
Una carrera aprobada en dos años, con tan buenas notas, impresiona ¿Tienes una capacidad intelectual muy alta?
Es que no lo se. Yo no me considero muy inteligente. Creo que soy trabajadora.
¿Por qué decidiste matricularte en la UNED? Otra opción hubiese sido acudir a una universidad presencial acudiendo sólo a los exámenes.
Miré una guía de Universidades y consulté también en Internet. En la presencial debía ir a Santiago. Tenía miedo de empezar otra vez con gente de mi edad y volver a encontrar problemas. Tenía la experiencia del Bachillerato, que lo había hecho a distancia y probé. Me fue bien.
¿Qué te llevó a elegir estudiar Ciencias Políticas?
Siempre me había gustado escuchar los debates en la radio, por las mañanas, donde se discutía de política. También me gustaba seguir las elecciones, cuando había, y estudiar los resultados. Me atraía la Ciencia Política en la historia y no lo dudé. Creo además que de cara a preparar una oposición está bien.
Hay seis asignaturas por curso en el primer ciclo y cinco en el segundo. Total 12 más 15. ¿Por qué todas?
Leí los programas y me parecía que podía intentarlo. Como ya había leído muchos libros... Además me matriculé y pensé: pues puedo perder el dinero, pero si estudio no tengo por qué suspender.
El segundo año te matriculas de 18 asignaturas...
Si porque tenía muchas ganas de terminar la carrera. Quería recuperar el tiempo perdido (risa amplia), recuperar los años que había estado sin estudiar. Pedí un permiso a la UNED pensando que no me lo iban a dar. Aceptaron y dije: pues ya que me lo han concedido, a darle caña.
¿Cuál ha sido tu método de trabajo?
Como tengo Internet miro los programas en casa, y luego compro los libros y guiándome con el programa se lo que tengo que estudiar.
Ahora que has aprobado Ciencias Políticas ¿Te has matriculado de otra licenciatura?
Simultaneaba Derecho con las 18 asignaturas en las que me había matriculado en Ciencias Políticas. En Derecho me matriculé en 7, pero no me presenté a ninguna. Tenía 4 preparadas, pero como coincidían tantos exámenes en la misma semana, no me examiné. Prefiero presentarme sin ningún riesgo de suspender. Quiero decir: a las que me presento procuro tenerlas bien preparadas. Un suspenso ahí no queda bien.
He tenido un 7,5 de media en las 10 asignaturas de las que me matriculé el primer año.
¿Sin la UNED, cómo habrías accedido a estudios superiores?
Probablemente no lo habría hecho. Estoy convencida de que si hubiese empezado en la presencial, lo hubiese vuelto a dejar. Reconozco que tengo un carácter especial y soy consciente de que quizá no resulto muy simpática. Aquí en casa estudio y no tengo ningún problema.
Originaria de una aldea, cosiendo en casa, las miras de María se elevan más lejos de su aguja. Entre puntada y puntada sueña “quiero preparar una oposición al Cuerpo Diplomático. Sólo hay tres mujeres. Estamos muy mal representadas: 3 ó 4 mujeres frente a 165 hombres. Son muy complicadas, pero voy a intentarlo”.
Selectividades y burbujas
Querido/a estudiante:
La selectividad no es el final de un ciclo, sino su comienzo. Son tres días vitales para efectuar una demostración de conocimientos y de madurez intelectual que condicionarán tu entrada en la Universidad. Con el paso del tiempo descubrirás que el camino está lleno de selectividades, que la vida es una carrera de fondo y que lo importante no es llegar el primero sino simplemente alcanzar un destino, estar ahí para comprender que, a pesar de los avances, todavía se puede llegar más lejos y que la autolimitación es la peor de las condenas.
Recuerdo que mi mayor miedo era mirar hacia atrás y descubrir que no había hecho nada productivo con mi vida. Junto a mis títulos universitarios, las notas de la Selectividad de 2002 hace tiempo que se hicieron respetar y reclamaron un sitio que no fui capaz de negarles en mi vida académica y personal. Porque me recuerdan que carecía de metodología pero tenía mucha fuerza de voluntad. Fueron buenas pero podrían haber sido mejores. Ellas han sido siempre mi nota de corte y hasta mis más íntimas y temidas enemigas porque he luchado por superarlas siempre. Quizá te consuele saber que te enfrentarás a exámenes mucho más complejos y de materia tan extensa que la Selectividad de junio te parecerá una prueba de mera rutina, de simple acceso a una nueva etapa estudiantil. Quizá te consuele saber también que yo nunca fui muy inteligente, más bien hormiga que iba construyendo poco a poco lo que las mentes más privilegiadas comprendían de pronto y sin esfuerzo. Me hice grande dentro del sistema educativo porque temía encogerme demasiado y quedarme atrapada irremediablemente entre las fauces de los más astutos y brillantes.
Creo que uno debe amar lo que hace, debe sentir pasión por lo que estudia. Mis notas son un reflejo fiel de la visceralidad que he imprimido a cada hora de estudio. La clave de la superación académica comienza en la propia superación personal. Te aconsejo que crees tu propia burbuja, como una vez hice yo. Vivir en este mundo acelerado y descontrolado exige grandes dosis de concentración y autoconfianza para lograr éxito en los estudios. A la preparación y el estudio responsable, una correcta distribución horaria de las materias y los descansos necesarios se debe sumar la motivación y la disciplina.
No contamines tu burbuja de comentarios negativos y malas vibraciones. Necesitarás creer en ti mismo para que tu reflejo no se difumine con el sol. Que no te empequeñezca la solemnidad de un aula cualquiera y no te agobien los momentos previos a cada examen, en los que creerás, como me pasó a mi, que el corazón se para por segundos. No olvides que la presentación de un examen, junto al cuidado del vocabulario y de la ortografía, constituyen la primera impresión para el profesor anónimo que corregirá tu prueba. Prepara a sucio los esquemas necesarios, ojea todo el examen antes de empezar, lee bien cada pregunta, argumenta cada respuesta, utiliza el borrador las veces que sea necesario, no olvides el tiempo y evita escuchar los comentarios posteriores de los compañeros porque pueden perjudicarte de cara a las siguientes pruebas.
Vive la Selectividad desde tu burbuja. Eres dueño de su esencia y consciente de su extrema fragilidad. La estrategia y la perseverancia están hechas de agua y jabón, como mis burbujas. Pronto me comprenderás. Descubrirás que es hermoso verla llegar al cielo, al final de la Selectividad, al final de cada prueba, al final de los finales… para después, simplemente, desaparecer. Tenía su meta, la tuya. Y no duele su pérdida porque vuelven a nacer siempre y crean su transparente blindaje de aislamiento y te protegen de los miedos y fracasos, de la frustración o la negatividad. Se unen a la formación de tu expediente académico si has sido constante y has confiado en ellas, en ti. Por cada burbuja, un éxito. Tampoco te voy a mentir. Algunas se malograrán, otras deslucirán todos tus propósitos, incluso alguna habrá que se perderá entre las nubes mucho antes de lo esperado. Son los riesgos que corremos y que, a veces, nos explotan en la cara. Pero no hay que decaer porque, en mitad del camino, siempre surgen nuevos objetivos, nuevas ilusiones, nuevas formas de definirnos, otros horizontes que nunca sacian nuestra sed de conquista. Hoy no me queda la menor duda, la vida es un compendio de selectividades y de burbujas.
Dedicado a mi hermana pequeña, para que cuide su burbuja, crea en sí misma, y supere una de las muchas Selectividades que le mandará la vida.
Datos interesantes
Las nuevas pruebas estrenadas el año pasado constan de dos partes: una obligatoria, la común, que marca acceder o no, y otra optativa para subir nota. Esa parte común tiene dos exámenes menos que antes (de seis o siete a cuatro o cinco en las autonomías con lengua cooficial). La única dificultad añadida del nuevo examen llega el año que viene: una prueba oral de idioma extranjero. Fuente: El País, 28/02/2011.
El Gobierno aprobó a comienzos del mes de mayo la modificación del Real Decreto 1892/2008 de 14 de noviembre que pone en marcha la nueva PAU para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los alumnos. Entre otros aspectos, en la nueva prueba desaparece la reserva del 7% de las plazas universitarias para alumnos de Formación Profesional, de tal forma que alumnos de FP y de Bachillerato compiten por las mismas plazas. Fuente: http://www.aprendemas.com/Guias/Selectividad-elegir-carrera-2010/P1.asp
Nunca ha habido un porcentaje tan alto de alumnos aprobados en la Selectividad como con el nuevo sistema de Pruebas de Acceso a la Universidad que se estrenó el año pasado. Fueron casi nueve de cada 10 (el 89%) los bachilleres que superaron el examen de junio y septiembre, 3,5 puntos más que el año anterior y la cifra más alta registrada nunca (el Instituto Nacional de Estadística conserva datos desde 1982). Fuente: El País, 28/02/2011.
El verdadero jurista
En la mayoría de las ocasiones, los estudiantes finalizan Bachillerato sin tener clara su vocación profesional y sin haber definido sus cualidades y sus intereses en lo referente a la multitud de grados que ofrecen las universidades con sus respectivas salidas laborales. Por lo que respecta a las carreras de letras, existe una predilección por el Derecho, cuya masificación en las Facultades de toda España se puede definir para unos como verdadera vocación y en cambio, para otros, como una elección realizada aleatoriamente, sin demasiada convicción pero con la creencia, quizá equivocada, de que esta “carrera comodín” les abrirá un horizonte de posibilidades profesionales mayor que el de otros estudios.
En mi caso particular, antes de enamorarme del Derecho me planteé realizar los estudios de Administración y Dirección de Empresas o Económicas porque me resultaban muy atractivos y con un amplio abanico de salidas en todo lo referente a la gestión, el análisis económico, asesoría y dirección, relaciones internacionales… Sin embargo, la vida me condujo por otros derroteros y la preparación de oposiciones y las asignaturas de perfil jurídico que realicé en mis otras licenciaturas, convirtieron al Derecho en mi primera opción. Y así fue como me convertí en jurista, término procedente del latín iurista y que define a la persona que estudia el Derecho y que ejerce una profesión jurídica.
Conforme a mi experiencia, el Derecho es una carrera fundamentalmente teórica en la que considero imprescindible una buena memoria, una gran capacidad de abstracción y un conocimiento mínimo del entorno social, político y económico para la correcta comprensión y análisis de los textos jurídicos y legales. El estudiante debe llegar a dominar los conocimientos sobre la determinación y manejo adecuado de fuentes del Derecho y saber combinarlo con una habilidad en documentación jurídica y utilización de una información debidamente actualizada a la hora de la interpretación y aplicación del Derecho.
Pero ante todo y como cualidad imprescindible es necesaria una elevada preparación en el terreno de la lectura y la escritura porque una buena expresión oral y escrita es la mejor carta de presentación de un futuro jurista, cuya calidad profesional se desmarcará de la de los otros si posee unas dotes de comunicador destacables que le permitan brillar en una exposición, ya sea oral ya sea escrita, sobre cualquier aspecto jurídico y hacerlo con el rigor y la flexibilidad requeridas. A la capacidad intelectual y de síntesis y argumentación añadiría la perseverancia, la disciplina diaria y la confianza en uno mismo, con los altibajos por otra parte vitales que en ocasiones se presentan, y esa sensibilidad humana que despierte el espíritu cívico y permita al estudiante partir de la base de una ética deontológica que oriente su profesión y la realización plena de sus valores. Finalmente, para completar el puzzle, el sentido crítico y de raciocinio para abordar con éxito los diferentes problemas jurídicos y una vocación por la justicia que permita a aquél que en un futuro vivirá entre leyes a no ver únicamente el lado utilitario y pragmático de la profesión y que proporcione empatía y tolerancia para comprender a los distintos seres humanos con los que se relacione, sus matices y diferencias, sus problemas y sus deseos.
Tras esta exposición, añado a continuación un decálogo sobre el jurista (en concreto la rama de la abogacía) que una vez encontré navegando por la red y que me parece muy oportuno compartir con todos vosotros al hilo de este comentario:
1. ESTUDIA: El derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día menos abogado.
2. PIENSA: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
3. LUCHA: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
4. TRABAJA: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
5. SE LEAL: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tu le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en lo que tu invocas.
6. TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma manera en que quieras que sea tolerada la tuya
7. TEN PACIENCIA: En el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración
8. TEN FE: Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.
9. OLVIDA: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor, llegará un día que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tu victoria como tu derrota.
10. AMA TU PROFESIÓN: Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga Abogado.
Carmen, mujer fatal
“¿Nunca te han comido el corazón a mordiscos?” (Carmen)
La mujer fatal es una ambigüa y fascinante figura, presente desde el principio de los tiempos en la mitología y la religión y cuyo protagonismo social se fue incrementando gracias a las constantes alusiones que de ella se realizaban a lo largo de los siglos en la pintura, el arte, la poesía, la literatura, la publicidad y el cine. El escritor español Valle-Inclán la definía como esa clase de mujer que se ve una vez y se recuerda siempre. Un clásico de mujer fatal aparece representado por una gitana cordobesa, la famosa Carmen de finales del siglo XIX (novela del escritor Prosper Merimée) y que el director español Vicente Aranda llevó al cine en el año 2003.
Ambientada en la España del siglo XIX, y concretamente en Sevilla en el año 1830, durante el reinado de Fernando VII, “Carmen” cuenta la trágica historia de una mujer fría e impasible ante cualquier demostración de amor que llevará a la locura a José Lizarrabengoa, sargento del ejército español. Una única frase, “¿sabes cuántos lunares tengo en el cuerpo?”, le vale a la andaluza para robarle el corazón con su descarada y melosa voz y su mirada atrevida.
Carmen es grosera pero seductora. En su mirada fría reside su poder de seducción. Sus ojos son marrones y su pelo negro aparece a veces atado, a veces revuelto y desenfadado, cayéndole sobre los hombros. Viste con ropa de cigarrera, como una mujerzuela; sus escotes son muy atrevidos y no lleva ropa interior. El mantón negro que la caracteriza a lo largo de la película se combina con otros colores, como son el rojo, el rosa o el lila.
“La vida ha hecho de mí lo contrario a lo que hubiera deseado ser”. De esa forma expresa el protagonista su infortunio y su desgracia, que comienza el día en el que se deja enamorar por esa mujer fatal.
Es una Carmen desinhibida y sin vergüenza, cuyo atrevimiento al cortarle una mejilla a una mujer hará que se tropiece en el camino de José, el navarro. En las puertas de prisión el teniente le pregunta qué ha pasado pero ella, en vez de contestar, se limita a sacar una peineta de su escote y a colocarla entre su pelo de forma burlona mientras tararea una melodía de forma insinuante y mirando al sargento José. Le encomiendan encerrarla en prisión pero ella despliega todas sus artimañas para conseguir que éste la deje escapar: suplica, llora, se arrodilla ante él e incluso le hace creer que ella es navarra como él.
Ese será el comienzo del deterioro de José, al ser relegado de su cargo de sargento a simple soldado raso. Él, que tenía una lista de servicio intachable. Se empieza a cumplir la profecía de Carmen cuando le dice “las órdenes pronto te las voy a dar yo”.
Carmen es una prostituta y la ambición le hace fijarse en los tenientes y en los hombres con dinero; utiliza sus lisonjeras palabras y la desnudez de su cuerpo para tentar y provocar celos. Pero su mirada se interesa por José porque en un primer momento éste le rehuye y no le presta atención como los demás hombres. Sin embargo, el amor que empieza a sentir es aprovechado inteligentemente por Carmen para tejer su telaraña, y su desgracia, sobre él. Hombre inexperto en el amor, José encontrará en Carmen una pasión que le desbordará y le hará desear más. En su primer encuentro sexual, ella empieza a desnudarse sin ningún pudor mientras él, contemplando la figura de la virgen le dice: “le pedía para que seas buena y tengas compasión de mí”.
Su amor es tan grande que ni los ofrecimientos de la dueña del burdel pueden apartarle de su amada: “yo quiero a Carmen y la quiero para mi”. Esa es su condena: por ella es relevado de su puesto de sargento, por ella asesina a su teniente, por ella huye al monte y se convierte en contrabandista luchando contra el ejército del que hasta hace poco había sido miembro, por ella asesina tres veces más sin pensar en lo que está haciendo.
“Carmen” es la historia de una mujer despiadada pero también la de un hombre enamorado hasta la médula y de fuertes convicciones religiosas y morales que tendrá que abandonar en su empeño por no perder a Carmen. “Haz que la bondad inunde su alma, haz que me quiera y pueda quererla” le dirá a la Virgen en su desesperación. Es un personaje complejo, que es utilizado y que lo sabe, hecho que incrementa aún más su dolor. La libertad que caracteriza a Carmen es incompatible con la dependencia de José hacia ella, lo que conlleva un amor no correspondido:
- “Si te matase ahora seguro que me ahorraría muchas lágrimas” –le dice José
- “Seguro. Si me besas, tal vez vuelva a quererte un poquito” –le responde Carmen
A diferencia de otras narraciones audiovisuales protagonizadas por mujeres fatales, en “Carmen” no es su malvada heroína la que comete asesinatos; será José, personaje interpretado por el argentino Leonardo Sbaraglia, quién mata a cuatro hombres, a cuatro amantes de Carmen por celos y rabia; a su propio teniente, a un inglés, al tuerto (el marido de Carmen) y al torero.
Carmen juega con él, y él se deja porque no quiere vivir sin ella. Sueña con convertir a Carmen en una buena mujer pero ella sólo conoce la maldad porque en la maldad ha crecido y ha desarrollado su implacable carácter (fue vendida al que se dice su marido a los doce años). El anillo que José le regala no significa nada para ella porque delante de él coquetea con el torero, el cual cae rendido ante sus encantos:
- “Dime cómo te llamas” – le dice el torero
- ”Carmen” – contesta ella
- “Te juro que el próximo toro que mate lo haré pronunciando tu nombre”
Tras el asesinato del “tuerto”, José se lleva a Carmen con él: “vas a ser mi mujer y de nadie más. Para toda la vida”. Pero Carmen no está enamorada, prefiere seguir con su vida aventurera, disfrutando de sus amantes y de su libertad:
- “¿Te acuestas con el torero?” –le pregunta José
- “Qué más quisiera yo” –replica ella
- “Te prohíbo que lo vuelvas a ver”
- “Ándate con ojo, que basta que me prohíban algo para que me ponga a hacerlo”
Y tras el engaño sufrido (José les encuentra a los dos en la cama), Carmen le anima a matar al torero. Él dispara y se lleva a Carmen a la iglesia.:
- “Jura que no lo volverás a hacer” –le suplica él
- “No” –replica ella
- “Jura que serás mía y sólo mía, para siempre”
- “No”
- “Carmen, te lo pido de rodillas. Estoy dispuesto a olvidar el pasado. Ten piedad, Carmen, deja que me salve y sálvate conmigo”
- “No te quiero”
- “No voy a permitir que te burles de mi delante de otro hombre. [...] Sólo quiero que me sigas, que vengas conmigo, que seas mi mujer”
- “No, no, no, no”
- “¿Vas a venir conmigo?”
- “No, nunca”
- “Carmen te lo suplico. Por ti me he convertido en un asesino pero seguiré siéndolo si esa es la única manera de tenerte”
- “No quiero nada de ti”
Las palabras de amor y fidelidad caen al vacío ante la indiferencia de Carmen. Ella le reta, como en ocasiones anteriores, a que cometa otro asesinato, ésta vez el suyo propio:
- “Mátame o deja que me vaya. Yo sólo te seguiré hasta la muerte porque ya no quiero vivir contigo. Mata a Carmen”
Y mientras se besan, él acaba con la vida de la mujer que ama, de la mujer que le ha convertido en un fugitivo y en un asesino. Comprende que es la única forma de poseerla de una forma plena y sin ninguna duda. Y así como está, desnuda, la besa lentamente por todo su cuerpo, mitad amándola, mitad despidiéndose.
Ahí termina la historia que José le cuenta al escritor desde una esquina de su celda, condenado a muerte por los actos de contrabandismo, acción criminal y asesinato. Condenado a muerte por una mujer:
- “Suponiendo que ello fuera posible, ¿renunciaría usted a lo que ha vivido?, ¿aceptaría ahora regresar a la inocencia de un pobre oficial del ejército?, ¿permitiría que Carmen fuese borrada de su existencia?” –le pregunta el escritor.
- “No, no. Claro que no” –responde José.
Así de grande es el amor que un hombre puede sentir hacia una mujer fatal que le condena irremediablemente con sus gestos y con su cuerpo. Así de grande es el poder de Carmen, quien después de su perversidad y de su muerte, sigue estando presente en el corazón de un hombre sentenciado.
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