ESTHER DE LÓZAR CUEVAS
Dedico este pequeño espacio de intelectualidad a mi gente, que me regaló unas alas inmensas; a la vida, que me enseñó a emprender el vuelo sin estrategias ni maquillaje; a la educación, que me hizo libre. Esta mariposa de altos vuelos recupera su pluma... y escribe. ¡Bienvenidos a mi blog!
"La pluma es más poderosa que la espada y escribir con ella es considerablemente más fácil" (Feldman)
"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito" (Shakespeare)
"El alma tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene" (Victor Hugo)
"La peor lucha es la que no se hace" (Karl Marx)
"Lo que con más trabajo se adquiere, más se ama" (Aristóteles)
Señor Prestigio (II)
El prestigio verdadero y legítimo va madurando poco a poco y requiere de esfuerzo y constancia. Podría decirse que equivale a la reputación, al reconocimiento social dentro de una determinada profesión. Y aquí es muy conveniente establecer una distinción entre aquéllos que optan por un estudio constante y continuado, matizado, comprensivo, de esos otros que prefieren un aprendizaje rápido, abreviado, superficial, sin cimientos sólidos y de escaso perfeccionismo. Me interesan los primeros, esos que optarán por un proyecto arduo, a largo plazo, sacrificado. Y no es fácil ese camino que conduce a la rosa del prestigio social porque las tentaciones están a la vuelta de la esquina y se nos arrastra al objetivo de una alta remuneración económica como máxima de vida (los que más lo demandan suelen ser los que menos lo merecen), al consumismo desenfrenado, al lujo más descarado, a la ostentación de las marcas y al ascenso en la escala social, a la búsqueda inmediata de un prestigio que, sin embargo, se debe cultivar con esmero y dedicación.
El dilema se nos presenta a la hora de elegir entre el sacrificio o la recompensa inmediata en un mundo cada vez más aferrado a los valores individualistas, materiales, egocéntricos, a la inmediatez que asfixia, que ahoga, que mata cualquier atisbo de reflexión. Por estas circunstancias no debemos creer en los falsos atajos. Para alcanzar el prestigio se necesita partir desde la base e insertar correctamente cada pieza de un engranaje que debe conducir a la admiración, el respeto, la credibilidad y la legitimidad de las personas que forman parte de nuestro entorno de trabajo. Porque interesa el prestigio pero también el buen nombre al que va asociado. Y la fórmula no es perfecta porque a veces, el prestigio resulta desmerecido y otras, el anonimato proyecta su injusta sombra sobre individuos altamente cualificados y preparados. Sin olvidar la precariedad laboral, la reticencia de las empresas a los contratos estables o el hiriente enchufismo de la empresa privada. Y no es necesario ser abogado, economista, médico o arquitecto para gozar de prestigio. No es el trabajo el que dignifica la persona sino la persona la que dignifica su trabajo. Porque estos colectivos han representado tradicionalmente el éxito profesional pero sus profesiones no son las únicas que hacen girar las ruedas del entramado social. Existen enfermeros, humanistas, psicólogos, docentes, historiadores, químicos, biólogos, informáticos…
Antes de acariciar el prestigio, se debe formar la persona. Con valores y conocimientos especializados. Por eso, mientras muchos le llaman a gritos y se suben al tren de las prisas para tratar de atraparle, los más inteligentes se limitan a formarse, a esperar… y a merecerlo. Si el “Señor prestigio” me preguntase “¿qué camino seguirás?”, yo le respondería “el más rebuscado, el más espinoso, pero el que más gratificaciones me vaya a dar”. “¿Y crees que recogerás la rosa?”, me retaría. “Que no le quede la menor duda, señor”.
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2 comentarios:
ni una sola falta de ortografia mi ermanita jajajaja
anda que si vieras mi blog jajajaa
todo faltas de ortografiaa!
mira: http://astrabu-rules.blogspot.com
Gracias pequeña, aunque a hermanita le falta una "h" eh? Laura, te quiero ver aquí todos los lunes y jueves, fiel a mis escritos. Ya le voy a decir a Amaia que te examine y te ponga a prueba... Un besazo, sister
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