ESTHER DE LÓZAR CUEVAS

Dedico este pequeño espacio de intelectualidad a mi gente, que me regaló unas alas inmensas; a la vida, que me enseñó a emprender el vuelo sin estrategias ni maquillaje; a la educación, que me hizo libre. Esta mariposa de altos vuelos recupera su pluma... y escribe. ¡Bienvenidos a mi blog!

"La pluma es más poderosa que la espada y escribir con ella es considerablemente más fácil" (Feldman)

"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito" (Shakespeare)

"El alma tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene" (Victor Hugo)

"La peor lucha es la que no se hace" (Karl Marx)

"Lo que con más trabajo se adquiere, más se ama" (Aristóteles)

El triunfo de Internet



    Internet ha transformado notablemente el campo de las comunicaciones, gracias a su innovadora tecnología y a la eliminación de barreras temporales y espaciales. Los medios de comunicación existentes se han dado cuenta de las ventajas que la Red les proporciona y no han perdido oportunidad para insertarse en este nuevo espacio comunicativo y crearse páginas web que les permiten difundir de forma nacional e incluso, a veces, internacional, sus contenidos y mensajes. El extraordinario y acelerado desarrollo de Internet ha provocado cambios en los procesos de elaboración, transmisión y difusión de las informaciones (gracias a esta nueva tecnología, el ámbito de las comunicaciones se ve inmerso en un lenguaje multimedia en el que se agilizan los procesos de elaboración, de producción de programas...) e incluso ha trastocado el concepto tradicional de comunicador y ha creado un público segmentado y con una gran capacidad de elección y participación que demanda programas especializados y se puede permitir el lujo de elaborar su propia radio o televisión a la carta. 

   Las nuevas tecnologías, y, más concretamente, Internet, se presentan ante el colectivo social como el triunfo del individualismo; la satisfacción de una necesidad social de actuar e intervenir, una alternativa a los medios de comunicación convencionales y una poderosa herramienta para el libre acceso a la información. Pero ¿son las nuevas tecnologías una manifestación clara de los valores culturales dominantes de la sociedad actual?, ¿Ha provocado Internet una real libertad democrática?

   Tendemos a comparar Internet con los medios convencionales; éstos someten a los lectores y espectadores a una dominación cultural, al manipular la información ofreciendo una realidad transformada. En cambio, con Internet “la situación cambia” y el receptor, ahora activo, tiene la posibilidad de acceder libremente a la información y conducir el mensaje, potenciando, así, su creatividad y capacidad de actuación. La ausencia de control es un factor muy valorado en la sociedad democrática actual. Aparentemente, el usuario, de forma anónima, circula libremente por la Red con el objeto de comunicarse o conseguir información, sin la presencia de agentes intermedios. Sin embargo, no es posible afirmar que exista una libertad absoluta. En muchas ocasiones, la obtención de una determinada información exige que el demandante se registre dando a conocer sus datos personales, e incluso, requiere la suscripción del individuo suponiendo esto un coste determinado. Igualmente, no debemos olvidar, la presencia de los denominados “cookies”, que delatan las preferencias del usuario durante su estancia en la Red, y el bombardeo publicitario al que es sometido el internauta a través de “spamming”.


   Por otra parte, Internet es considerado por una gran mayoría un medio ideal para la culminación de la comunicación. No obstante, si analizamos la aportación de este nuevo medio a los procesos de comunicación social observamos que no existe razón para tal creencia. Es cierto que esta nueva tecnología se presenta como un nuevo espacio para la expresión y una nueva forma de comunicación. Sin embargo, no es en el campo de la comunicación en el que Internet destaca, es más, podría incluso conducir a un deterioro de las relaciones humanas: este nuevo medio de comunicación tecnifica las relaciones sociales y elimina la comunicación no verbal basada en el lenguaje de gestos.

   Otro peligro para la denominada globalización de la información es el hecho de que la Red no sólo ofrece información de acontecimientos e información para el conocimiento, sino también la inclusión de información por parte de cualquier individuo. Esto requiere decir que, al no existir una reglamentación que regule el contenido, no es posible apostar por la calidad y la veracidad de toda la información que se haya en la Red.

   El espacio de los flujos y la atemporalidad son las bases de la nueva cultura de la virtualidad real, donde “el hacer creer acaba creando el hacer”. La Sociedad de la Información todavía debe evolucionar mucho para ser considerada Sociedad del Conocimiento. Es difícil superar toda la controversia y la problemática que se genera en torno a ella pero el gran reto que se le presenta es el de respetar la inmensa diversidad de culturas e identidades, así como la universalidad, individualidad, cerrar brechas y abrir oportunidades: lograr una globalización real de información a través no sólo del acceso a las nuevas tecnologías sino a una participación democrática y equitativa en todos los aspectos del desarrollo de las TIC por parte de los diversos grupos y de los países menos desarrollados.

   En lo referente a la identidad, los procesos de globalidad son perfectamente compatibles con la personificación y la individualidad que la misma comunicación-información conlleva. En este sentido, cualquier región, ciudad o país es capaz de conservar la identidad y la identificación, lo propio y lo asimilado aunque también se pueden dar procesos de aculturación y confusiones sobre la identidad entre lo popular y lo tradicional. Este hecho es importante porque en esta sociedad abierta e interconectada, donde los puntos de referencia tradicionales se han difuminado, la gente necesita poseer una identidad segura y estable donde apoyarse. Actualmente, la condición de ciudadano no sólo tiene que ver con que un estado reconozca el derecho de serlo, sino que, sobre todo, tiene que ver con prácticas sociales y con las estructuras de comunicación donde este ciudadano podrá informase, comunicarse, verse representado o representarse a él mismo, defendiendo y reclamando sus derechos. 



   Para lograr un correcto y transparente funcionamiento de la Sociedad de la Información, no podemos dejar en manos de la técnica y la economía de mercado el futuro de la sociedad. Es imprescindible trabajar la dimensión humana y ética para alcanzar una verdadera sociedad del conocimiento y la convivencia en su plenitud. La excesiva tecnificación y la evolución de nuevas y sofisticadas tecnologías no puede relegar el trabajo del ser humano a un segundo plano porque una sociedad sin comunicación interpersonal ni relaciones humanas se acabaría muriendo. 

   Garantizar el acceso a la información y a las tecnologías de la información y la comunicación, la inclusión social y la convivencia basada en una democracia participativa que garantice la dignidad de todas las personas son otros de los muchos retos que debe asumir la Sociedad de la Información.

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