ESTHER DE LÓZAR CUEVAS

Dedico este pequeño espacio de intelectualidad a mi gente, que me regaló unas alas inmensas; a la vida, que me enseñó a emprender el vuelo sin estrategias ni maquillaje; a la educación, que me hizo libre. Esta mariposa de altos vuelos recupera su pluma... y escribe. ¡Bienvenidos a mi blog!

"La pluma es más poderosa que la espada y escribir con ella es considerablemente más fácil" (Feldman)

"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito" (Shakespeare)

"El alma tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene" (Victor Hugo)

"La peor lucha es la que no se hace" (Karl Marx)

"Lo que con más trabajo se adquiere, más se ama" (Aristóteles)

Incierto Plan Bolonia (II)

   (...) Yo quisiera estudiar un grado y probar el nuevo sistema. Seminarios, trabajos, prácticas externas, interacción y conexión con un profesorado involucrado con y para el alumno… De entrada, me resulta muy interesante. Pero le encuentro un inconveniente: la filosofía de la que emana y de la cual dicen que se impregnará sin remedio. Una información excesiva nos puede conducir al caos más caótico (valga la redundancia) y por ello, yo me he quedado con las ideas principales de las manifestaciones estudiantiles de todos aquellos universitarios que, a diferencia de lo que muchos puedan creer, es gente sensata, muy documentada y con la valentía suficiente para luchar y defender a la universidad pública de un modelo educativo que ellos mismos tildan de mercantilista y capitalista. Ellos y cientos de catedráticos, profesores e investigadores.

   La primera crítica parte de que no ha habido una consulta previa a los verdaderos afectados: los estudiantes. El proceso se ha fraguado a sus espaldas y si algo tienen en común sus detractores es la férrea creencia de que la Educación es un derecho y no un negocio. Y de ahí se deriva una pregunta crucial. ¿Supondrá el Plan Bolonia una privatización de la universidad pública? Cuesta negar la evidencia cuando la financiación de un proyecto que parte de un presupuesto cero va a correr a cargo de estudiantes y universidades. Frente a la noticia de que las tasas públicas no se dispararán, la cruda realidad nos demuestra que los posgrados van a tener precios desorbitados y quienes deseen acceder a los mejores puestos del mercado deberán pagar un alto precio. ¿Y las personas más humildes, con los recursos económicos insuficientes para afrontar un desembolso de semejante caladura? A este carro de beneficios se suman las empresas como amigas/hermanas de las universidades y en busca y captura de un lucro y un utilitarismo muy acorde con los tiempos que corren.

   Al capitalismo académico se le acaba de adornar con las prácticas no remuneradas en esas mismas empresas que están deseosos de hincar el diente en gente joven, ilusa, vulnerable, ilusionada, o la sustitución de las becas tradicionales por las denominadas becas-préstamo, que convierten la democracia académica en un sistema elitista y selectivo, en una prerrogativa asequible sólo para aquellos que sean capaces de devolver lo prestado.Las protestas no han logrado el cambio y ahora nos enfrentamos a la subida de las tasas de matriculación, a las becas-préstamo que habrá que devolver al finalizar la carrera, a las universidades de primera y de segunda, a la asistencia obligatoria, a la devaluación de los conocimientos y el vaciado de contenidos, a una tutorialización que se me antoja harto difícil de llevar a la práctica en grupos tan numerosos de alumnos, a la herida mortal de una universidad pública que debe prestar servicio a la sociedad y no regirse exclusivamente por los intereses del mercado.

   No quiero decir adiós al viejo modelo, ni contemplar sus magulladuras, ni verle llorar, ni vestirme de luto. Porque si la nueva universidad reduce todo lo que yo he conocido y por lo que he luchado a cenizas, preferiría mil veces gritar mi desacuerdo y reventar el sistema desde los cimientos. Pero, para bien o para mal, el Plan Bolonia ya está instaurado en nuestra sociedad y por ahora desconozco (como todos los que forman parte del entramado) los derroteros por los que discurrirá este novedoso modelo educativo. Sólo espero que la Educación (con mayúsculas) no caiga en la incongruencia de ofertar igualdad y conocimientos para vender un almibarado mercantilismo elitista, ni muerda la paradoja que se esconde bajo ese tan anunciado como descarnado capitalismo académico que pretenderá, sin remordimientos, convertir en esclavos y morosos a los que una vez fuimos libres y becarios.

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