ESTHER DE LÓZAR CUEVAS

Dedico este pequeño espacio de intelectualidad a mi gente, que me regaló unas alas inmensas; a la vida, que me enseñó a emprender el vuelo sin estrategias ni maquillaje; a la educación, que me hizo libre. Esta mariposa de altos vuelos recupera su pluma... y escribe. ¡Bienvenidos a mi blog!

"La pluma es más poderosa que la espada y escribir con ella es considerablemente más fácil" (Feldman)

"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito" (Shakespeare)

"El alma tiene ilusiones como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene" (Victor Hugo)

"La peor lucha es la que no se hace" (Karl Marx)

"Lo que con más trabajo se adquiere, más se ama" (Aristóteles)

Institucionalización (II)

   (…) Ante esta crítica situación, es necesario plantearse y reflexionar sobre quién dirige realmente la economía mundial, que agentes disponen de poder suficiente para imponer sus decisiones políticas al resto del mundo. La unión del FMI, BM y la Organización Mundial de Comercio forman un instrumento poderoso de dictadura a través de la imposición de sus políticas económicas a todos los Estados. Tampoco hay que olvidar que estas instituciones económicas internacionales respaldan y reflejan la fuerza y el protagonismo absoluto de los países más influyentes del mundo.

   La OMC es otro de los organismos que representa los intereses de las grandes multinacionales. Se requeriría una auténtica y comprometida reforma de esta institución que de momento protege y respalda a los países ricos e impone enormes costes a los países pobres. Un ejemplo de ello lo encontramos en sus normas sobre propiedad intelectual, que favorecen a las empresas transnacionales ocasionando daños a la biodiversidad del Tercer Mundo. De hecho, muchos países en desarrollo se encuentran insertados dentro de esta organización porque consideran más seguro establecer relaciones de comercio dentro de las bases de la OMC que realizarlas fuera con países más poderosos. La legitimación de la OMC queda en suspenso y su estructura debería plantearse un verdadero compromiso de representar los intereses de todos y garantizar una asistencia financiera a los países pobres, de manera que pudieran participar en las negociaciones con un mayor peso político y voz de voto.

   En relación a la liberalización llevada a cabo en ámbitos tan diferentes como el comercio de servicios y telecomunicaciones, productos agrarios, textiles, propiedad intelectual y naturaleza, se puede decir que dicho proceso responde a las necesidades y beneficios propios del Centro imperialista. En cambio, para los países pobres la liberalización destruye su forma de vida y les ahonda aún más en la miseria. La liberalización del comercio de productos agrarios elimina el proteccionismo porque ahora la industrialización de la agricultura sitúa a los países desarrollados en una posición de clara ventaja en comparación con el Tercer Mundo, que subsistía de sus cultivos. La liberalización del textil parece ser que ha beneficiado a China, potencia cuya jornada laboral y condiciones extremas de trabajo le permite ser competitiva y desbancar a regiones como El Salvador de su cuota de participación en el mercado de los Estados Unidos. Y por lo que respecta a la liberalización de la propiedad intelectual y la mercantilización de la naturaleza, de nuevo se sacrifica al Tercer Mundo, al robarle sus cerebros para insertarlos dentro de universidades, centros de investigación o empresas multinacionales de países ricos y usurpar su biodiversidad, comprar ecosistemas antes sin dueño para intereses comerciales.

   No menos graves son las consecuencias de la liberalización de los productos culturales, al negar la producción cultural de la humanidad y tratar de imponer la cultura y forma de pensamiento de los centros de dominación del planeta, principalmente Estados Unidos. Vivimos en un mundo dominado por las grandes potencias, las empresas multinacionales y una serie de instituciones multilaterales que representan el poder e influencia de aquellos que con dinero son capaces de comprarlo todo. Son organismos que, bajo una apariencia democrática y unos objetivos nobles y equitativos, benefician a los países desarrollados y se olvidan de aquellas políticas de ayuda al Tercer Mundo, estableciendo una liberalización general cuyas graves consecuencias se están notando ya en los países pobres. Otra rotunda prueba de que la globalización, como tal, no existe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

FELICIDADES TU ARTICULO ESTA SUPER BIEN ME ENCANTO EN LO PERSONAL, OJALA FUERAN ASI TODAS LAS NOTICIAS. ATTE: MEZTLI. "ANEJ"

Esther de Lózar dijo...

Gracias por tus palabras, Anej. Un saludo

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